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DIEGO MARÍN A.
LOGROÑO.
Jueves, 22 de noviembre 2018, 23:56
Ghaita El Jarraz nació en el 2001 en Tetuán (Marruecos), pero se trasladó junto a su familia a La Rioja en el 2006. Aquí lleva residiendo desde los 5 años, por lo que la mayor parte de su vida (12 de sus 17 años) la ... ha pasado aquí, donde comenzó a practicar atletismo. Compite en los 400 metros lisos y vallas con el club Bidezabal de Durango, entrenada por Héctor Barrasa y en el mismo grupo que otra destacada atleta riojana, Patricia Urquía, y la subcampeona nacional promesa Sara Gómez. La peculiaridad de Ghaita El Jarraz, que cursa 4º de la ESO en el IES Batalla de Clavijo, es que tenía marcas para haber disputado el Europeo Sub'18 de Györ (Hungría) y no pudo hacerlo por estar pendiente de la nacionalidad española que solicitó hace años y no llega. Por decisión personal también se perdió el Mundial Sub'18 de Nairobi (Kenia), ya que podría haber acudido representando a la selección de Marruecos, lo que hubiera supuesto rechazar la nacionalidad española.
Sus credenciales son sus marcas: 56.40 segundos en 400 metros lisos y 1.01.09 minutos en 400 metros vallas. La temporada pasada fue bronce nacional Sub'18 en vallas al aire libre y octava absoluta y llegó a la semifinal absoluta de los 400 metros lisos en pista cubierta. Hasta la mayoría de edad, la Federación Española de Atletismo permite competir a nivel nacional a los jóvenes extranjeros, pero con la mayoría de edad, aunque puedan seguir compitiendo, los resultados no cuentan en el caso de llegar a las finales. Ghaita El Jarraz cumple 18 años el 8 de enero de 2019. Apenas quedan tres meses, una cuenta atrás para que el sacrificio de los entrenamientos no quede en nada. Y con el Campeonato de España absoluto en febrero, al que aspira, el trámite administrativo es una contrarreloj.
Ghaita solicitó la nacionalidad española hace dos años. Ella es musulmana pero habla perfectamente castellano. Curiosamente, en su familia son cuatro hermanos y sólo uno de ellos es español, el menor, porque nació en España. Para que un marroquí pueda pedir la nacionalidad española debe acreditar al menos diez años de residencia en España, lo que hizo Ghaita al cumplirlos. Desde entonces, la lentitud del trámite administrativo le ha privado ya de un Europeo y de un Mundial. Y lo peor es que, por la experiencia de otras personas, la espera se puede alargar hasta cinco años, cuando en País Vasco y Cataluña, por ejemplo, no es habitual que se alargue más de veinticuatro meses.
Los marroquíes son, seguidos de los bolivianos y pakistaníes, el mayor volumen de personas que reclaman la nacionalidad española en La Rioja. De ellos, en el 2017, sólo la obtuvieron el 31,41%. Parece que el sistema de tramitación está colapsado. «Yo he pedido la nacionalidad por el atletismo, si no me daría igual», confiesa Ghaita El Jarraz. Su entrenador añade que «para ella es importante porque está perdiendo experiencias, poder acudir a campeonatos como el Mundial en Kenia». Lo que no corría tanta prisa por ser menor de edad, ahora, a falta de menos de dos meses para cumplir 18, empieza a convertirse en una cuenta atrás de cara a la nueva temporada de atletismo. «Viajar ocho horas para competir, llegar a una final y no poder disputarla... Para eso no viajo», expone Ghaita.
«No tener la nacionalidad te quita muchas oportunidades. Yo deseo competir con España y no me dan esa oportunidad, así que fastidia», declara Ghaita. «Es muy injusto porque a la selección del Europeo fueron atletas con peores marcas», subraya Barrasa. Desde la Federación Riojana de Atletismo, su presidente, Roberto Ruales, advierte de que, «en este caso, como el de otros atletas que están en la misma condición, nos debemos a la legislación vigente que, desgraciadamente, se ralentiza en muchas personas que como Ghaita están esperando a obtener la nacionalización». Y es que, admite Ruales, «tenemos poco peso para poder solucionar el problema».
Ghaita El Jarraz se aficionó al atletismo jugando a 'polis y cacos' en Murillo de Río Leza. Después, en una jornada de promoción al atletismo en la que acudió con su colegio al Adarraga, en Logroño, Barrasa la observó correr por recomendación de su profesor de Educación Física. A aquella niña se le daba bien el tartán. Y tanto. «Me di cuenta de que valía cuando en una de sus primeras competiciones entró mal en la primera valla, con la pierna cambiada, de modo que hizo toda la carrera saltando con la pierna mala y, aún así, hizo la misma marca que tenía con la buena», recuerda Barrasa mientras Ghaita sonríe traviesa.
La joven admite que le gusta la prueba de los 400 metros vallas porque «tienes más oportunidad de corregirte si tienes algún fallo». Y esos fallos no lo son tanto para ella: «Ataco las vallas con las dos piernas, pero se me da mejor con la derecha», reconoce. «En el 400 vallas, por el esfuerzo, no puedes hacer todas con la misma pierna, tienes que cambiar, y eso a ella le viene bien», describe Héctor Barrasa.
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