Energía renovada

Después vino la operación, el tratamiento, pero no se rindió. Ella expone una frase de Viktor Frankl: «Quien tiene un por qué para vivir puede soportar casi cualquier cómo». Tras la intervención, junto a su amigo y compañero del Club Maratón Rioja Goyo Ascacíbar, fue corriendo de Logroño al San Lorenzo: 73 kilómetros y 3.532 metros de desnivel positivo en 15.43 horas.

Sucede que el tratamiento continuó, con las revisiones periódicas, y el pasado mes de agosto la volvieron a operar para extirparle tres pólipos del útero, dos semanas después de haber completado la Subida al Pico Veleta en Granada, una carrera de 50 Kms. y 2.500 metros de desnivel. En mayo hizo los 101 Kilómetros de la Legión en Ronda.

Pese a esta admirable fortaleza física y mental, Miren Idoia Fernández Villa, que recientemente ha tenido que renunciar, al menos temporalmente, a su sueño de abrir un obrador de pastelería, admite que entró en depresión. Tenía una cuenta pendiente, participar en el triatlón de Gandía, el que sería el cuarto medio 'ironman' de su vida después de los de Marina D'Or, Cancún y Cozumel (México), pero no encontraba fuerzas. «Nunca había estado tan desmotivada y no había entrenado mucho», confiesa.

Decidió acompañar a su marido, Fernando Álvarez, quien sí iba a participar, y ya en camino, a la altura de Agoncillo... «Empecé a pensar en hacer solo el sector de natación, solo por el ambiente, eso que nos da vidilla a los deportistas, y nos dimos la vuelta para coger todo el material», recuerda. Por delante 1,900 Kms. de natación, 90 de ciclismo y 17,3 de carrera a pie, que completó. «Me costó pero lo terminé», afirma orgullosa. Encima se subió al podio como segunda clasificada de su grupo de edad. Miren vive en Logroño y tiene 50 años.

Al fin de semana siguiente participó también en el medio maratón de Valencia, de forma que ella ha regresado a La Rioja «con energía renovada». «El deporte me está salvando porque no tengo hijos ni trabajo. No importa ir delante o detrás, es el ánimo, la adrenalina, lo que me da la vida», asegura, sin olvidar el apoyo incondicional de su familia y amigos, pero sobre todo de sus padres, que la acompañaron en muchos entrenamientos.