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La undécima edición de la Carrera Valle del Iregua reunió en la línea de salida de Villamediana a más de dos centenares de atletas, casi repartidos a partes iguales entre los que optaron por la prueba de 11 kilómetros y los que se decantaron por algo más suave (3 kilómetros y final en Alberite).
Todos ellos pudieron disfrutar de una jornada casi idónea para la práctica del atletismo. Aunque a primera hora de la mañana la temperatura era baja, el termómetro señalaba 11 grados cuando se dio la salida. El sol acompañó a los atletas en todo momento, y sólo el viento en los momentos iniciales incomodó ligeramente a los participantes en la Carrera Valle del Iregua.
En la prueba más corta, el protagonismo principal fue para los atletas más jóvenes y para las familias. Pese a tratarse de una prueba no competitiva, los niños y niñas inscritos la afrontaron como si se tratara de la resolución del maratón olímpico. Sus progenitores hicieron lo que pudieron para acompañarles como pudieron. En el caso de los más benjamines, tras una salida impetuosa, necesitaron de apoyo psicológico en forma de ánimos maternos y paternos para poder acabar.
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En la prueba de 11 kilómetros, la actitud con la que tomaron la salida los participantes fue otra. Más relajados, en general, después de haber librado ya muchas batallas previas a la del Valle del Iregua.
La simple observación de los atletas que ocuparon la primera línea, en la salida, ya marcaba quiénes iban a ser los que lucharan por la victoria. Allí estaban Sergio Tejada y Javier Durán, entre otros, pero no apareció Carlos Velilla, que finalmente no pudo participar por motivos personales.
Cuando Álvaro Mayoral, concejal de Deportes de Villamediana de Iregua, dio la salida, los dos favoritos –Durán y Tejada– se metieron en el grupo que desde el inicio tomó el mando de la prueba.
Simultáneamente, tres atletas poco conocidas en los podios regionales libraban la batalla de la clasificación femenina que, de principio a fin, estuvo dominada por la irlandesa afincada en Vizcaya, Gemma Whelan.
Los tres kilómetros que separan Villamediana de Alberite sirvieron para fracturar la carrera y que apenas quedaran grupos cuando la carrera llegó a Alberite y se dispuso a entrar en la Vía Romana, junto después de que los inscritos en la prueba de 3.000 metros cruzaran su meta.
La Vía Romana ejerció de juez definitivo. En la parte más dura, Sergio Tejada decidió asestar a Javier Durán el golpe definitivo y aunque aún le restaba mucho para meta (cerca de cuatro kilómetros) cambió de ritmo en el ascenso y ya se quedó en solitaria camino de la victoria. Durán aguantó la segunda plaza sin problemas, pero no pudo luchar por la primera.
Por detrás, el joven David Villar consiguió mantener el tercer lugar ante los intentos de Pablo Rodríguez.
Entretanto, en féminas, la fondista irlandesa no encontró rival. Corrió suelta, a su ritmo, y sin sentirse presionada por nadie dado que aunque Mercedes Llousas hubo momentos en los que estuvo cerca de ella, nunca fue lo suficiente como para amenazar su victoria. De la misma forma que Ruth Íñiguez tampoco llegó a disputar realmente la plata.
La jornada concluyó con la entrega de premios y sorteo de regalos en una animada plaza de Albelda a donde se trasladaron también los participantes en la prueba de 3.000 metros. La organización los trasladó en autobús hasta Albelda, donde pudieron disfrutar de la entrega de premios y también de la degustación que Paellas 948 preparó y que aromatizó la plaza albeldense y el entorno de la meta.
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Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
Javier Campos | Logroño
Javier Campos | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
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