«Mi cabeza no me va a impedir correr, será la enfermendad, la esclerosis»

–Qué significa vivir con una enfermedad como la esclerosis múltiple.

–Cuando te lo dicen... Es una mala noticia, un disgusto, pero por suerte me respeta y yo lo llevo bastante bien. He recuperado mucho de aquel brote que sufrí y, además, el tratamiento que sigo está haciendo su trabajo. Si a todo eso unes que soy muy cabezón... Tengo claro que mi cabeza no me va a impedir correr, que es lo que me gusta, sino que será mi cuerpo, la enfermedad, el que diga basta. Hasta ese momento seguiré corriendo.

–Entiendo que sin fuerza mental uno puede estar perdido.

–Yo siempre digo que gracias a esta desgracia he podido superar muchas barreras mentales y y he conocido a mucha gente. Lo peor es meterse en una espiral de miedos que te impida hacer cosas, avanzar.

–Antes de comenzar a hablar sobre la enfermedad, me decía que acaba de salir del trabajo. Correr, cuidarse, trabajar... ¿Cómo lo hace?

– Mi vida es un encaje de bolillos.Son muchas cosas, pero al final todas ellas se resumen en una palabra: sacrificio. Ahora bien, cuando haces lo que te gusta ya no es un sacrificio porque lo disfrutas.

–En verano ganó las 100 millas de Beasáin, la Ehunmilak, con más de 10.000 metros de desnivel positivo, y estuvo corriendo cerca de 24 horas. Y en su currículo hay muchas otras victorias.Antes hemos hablado de vivir con la enfermedad pero, ¿cómo le afecta a su cuerpo en la competición?

–En este momento estoy contento porque la enfermedad está bastante apagada, pero hay días, incluso temporadas, en las que me siento muy cansado y no sé por qué. Es algo que va conmigo, con mi cuerpo, y ante lo que no puedo hacer nada. Sí que es cierto que las temperaturas extremas me afectan mucho, por ejemplo. Siempre he hecho deporte. Ahora mismo hay tres factores que influyen mucho en el control de la enfermedad: deporte, alimentación y estrés. No hay cura para la esclerosis. Hago deporte porque me gusta y, además, es bueno para mi cuerpo. Bueno, también hago burradas, pero todo lo habló con mi neuróloga y no me ha dicho que estas pruebas extremas sean malas para mí.

–Vamos, que además es un banco de datos para sus médicos.

–En ocasiones me siento como un conejillo de indias, porque nadie hace lo que yo hago. Me gusta correr, me gusta la larga distancia y me gusta la montaña, aunque todo lo que sea correr me va bien. Cuando estás muchas horas corriendo, como es el caso de este sábado, veinticuatro seguidas, vive muchos momentos.Alegría, tristeza, angustia, dolor, felicidad... Es como vivir una vida comprimida.