Biruk Rubio tiene depositadas sus ilusiones en la temporada de campo a través. Ya sabe lo que es estar entre los mejores del país y llegar a internacional, y por ello, ha vuelto a trabajar duro después de un tiempo semidesconectado. Estrena entrenador –David Martínez– ... y este domingo en Cenicero quiso hacerle saber que va por el buen camino.
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El atleta riojano nada más recibir el pistoletazo de salida se despreocupó de todo y de todos y marcó un ritmo. El suyo. Poco a poco se fue quedando sin compañeros de viaje, mientras cada vez estaba más cerca de meta. Sólo en la parte donde el suelo era más pedregoso encontró cierta dificultad, el resto ya se lo sabía. Había corrido dos veces antes la Entre Viñedos y sabía que había que guardar fuerza para el último ascenso que conduce a meta desde la parte baja de Cenicero. Así lo hizo, pero su ventaja era tal que no hubiera necesitado reservar mucho. Él estaba ausente de la batalla que se libraba por detrás por la segunda plaza. Esa guerra se la ganó Ander Uribe al riojano David Bartolomé, que fue quien completó el podio.
En féminas, Andrea Costán también tuvo más o menos controlada la carrera. Detrás de ella corrió Lucía Gárate y el último cajón del podio fue para Elena Clavijo que también fue observando a sus rivales para no perder su posición entre las mejores. De hecho, hubo un momento en el que la fondista del Maratón Rioja cayó hasta la quinta posición, pero antes de cruzar la meta ya había recuperado el 'bronce'. No quería sobresaltos.
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Ellos fueron la avanzadilla de un gran pelotón que reunió en la línea de salida a más de 700 corredores y que antes, habían visto cómo el relevo llega en forma de jóvenes atletas (medio centenar) que también tuvieron su carrera por las calles de Cenicero.
Tras la prueba y tras una prolongada espera para la entrega de trofeos (un problema en el servidor de los controladores de tiempos impidió contar con unas clasificaciones completas) se vivió uno de los momentos más emotivos de la jornada.
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Cuando Maru Hernáiz tuvo que subir al podio a recoger el trofeo que le acreditaba como ganadora de su categoría, sus compañeros y amigos le hicieron un pasillo y le aplaudieron con fuerza. Ese aplauso era tanto para ella como para su marido, José Antonio Aguado, fallecido hace unos meses y cuya falta se evidenció en la salida, en el recorrido y especialmente en el podio, cuando entre los fotógrafos faltaba él y su cámara para inmortalizar a todos los galardonados, como este domingo hubiera hecho con una emocionada Maru.
Aunque no llegaron a emocionarse, dos de los participantes subieron andando a ese podio, pero bajaron en bicicleta eléctrica. Como colofón a la interminable entrega de premios, se realizó el sorteo de las dos bicicletas eléctricas. Tras varios intentos Félix Irigoyen y Javier Lozano fueron los afortunados.
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También sonriente se fue Carlos Ferrer quien, en nombre del Banco de Alimentos, recogió un cheque de 400 euros donados por los participantes en la carrera, al inscribirse.
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