Asier Martínez imparte una lección magistral de vida

En la primera parte de la sesión, François Beoringyan, el entrenador que cogió a Asier Martínez con 16 años y lo ha convertido en el campeón de Europa ha dado algunas pautas a los más pequeño de cómo debían pasar las vallas, les ha hecho ejercitarse y les ha ido haciendo comentarios sobre su técnica.

Después, a la última parte de la sesión ha llegado el campeón continental (y bronce mundialista y también finalista olímpico)para hacerse fotos con los niños y niñas, firmarles autógrafos a todos ellos y contestar sus preguntas. Y ha sido ahí, cuando Martínez se ha puesto enfrente de la grada llena de jóvenes atletas cuando ha demostrado el porqué de sus éxitos, y se ha ganado completamente tanto a los pequeños como a los mayores.

Con una madurez impropia de un chaval de 22 años, les ha explicado lo importante que es tener las cosas claras y saber qué es lo que se quiere hacer. Ha reconocido que ser un atleta de élite exige renunciar a cosas, pero no tanto, simplemente consiste en hacer las cosas sin perder de vista el fin, aunque eso signifique no poder salir por ahí cuando los demás lo hacen «y para eso es muy importante que tu entorno lo entienda y respete». La dieta, el descanso... es tan importante como los entrenamientos para poder llegar lejos.

Y también explicó, con humildad, que él no es de gestos grandilocuentes cuando le enfocan las cámaras de televisión antes de una carrera «en primer lugar porque me daría vergüenza, y en segundo lugar porque luego llegaría a casa y mi madre me daría un colleja por hacer el tonto», explicó este atleta que de no ser vallista hubiera sido pelotari, porque en el fútbol, «era malo y me daba igual ganar o perder», dijo.