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Tiempo de preparación
25 minutos
Comensales
4
Categorías
Cremas y consomés
1 lechuga, 1 cebolla dulce, 300ml de caldo de verduras, 200ml de leche evaporada, Aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta
En una cazuela, con un poco de aceite de oliva, se pocha la cebolla hasta que tenga un tono dorado. Se añaden las hojas de lechuga y se saltean dos minutos. Después se añade el caldo de verduras y se deja cocer durante 10 minutos Pasado este tiempo, se pasa todo por una licuadora. Si queda mucho caldo, lo más recomendable es triturar solo la lechuga y retirar el caldo para que quede más cremosa.Se vuelve a poner la cazuela a fuego suave y se añade la sal, la pimienta y leche evaporada. Se cuece durante 5 minutos más.Se puede servir en frío o en caliente, con unos picatostes, pipas de calabaza y un poco de cebollino picado.
La lechuga es la base de la mayoría de las ensaladas, la que casi siempre está presente en el plato y la que a veces ... tiene mala fama injustificada...
Se trata de un alimento con más del 90% de agua, por lo que podemos utilizarla como fuente de hidratación y para refrescarnos en días de calor. Su contenido en agua no le impide tener una textura crujiente, que es bastante bien aceptada en la mayoría de la población, especialmente los niños, así que hay que darle un voto de confianza y no rechazarla automáticamente.
A pesar de que existen multitud de variedades, todas ellas son saludables y con características nutricionales muy similares (por no decir iguales).
Es precisamente el alto contenido en agua el que le confiere propiedades diuréticas e hidratantes y no todo lo contrario como se suele pensar, es que hay muchas dietas que desaconsejan tomar lechuga, especialmente por la noche, porque se supone que provoca retención de líquidos y esto no es cierto. Si digieres mal la lechuga, lo harás en cualquier momento del día y se producirá cierta inflamación, pero si no sufres este tipo de intolerancia, la lechuga es un alimento estupendo, durante el día y por la noche, para combatir la retención de líquidos.
Es rica en fibra, por lo que ayuda a favoreces el tránsito intestinal, además de proporcionar cierto efecto saciante al masticarla.
La lechuga es un alimento que contiene muy pocas calorías, escasa cantidad de hidratos (si es casi todo agua, no puede haber una gran concentración de nutrientes) y mucha menos de grasas proteínas; esto significa que es un alimento que sacia, que aporta fibra, pero no calorías.
Destacan sus vitaminas antioxidantes como la vitamina C, E y los carotenos, sobre todo en las hojas externas, por lo que si están en buenas condiciones no hay que descartarlas. También en estas hojas más oscuras se concentran mayor cantidad de minerales, no es muy significativa pero podemos encontrar potasio, hierro, fósforo o calcio.
La lechuga silvestre posee unas sustancias con ligero efecto sedante, así que ayudan a conciliar el sueño, motivo por el que sí podemos consumir este alimento en la cena sin miedo a los mitos al respecto.
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