Portales 73. Un local donde manda la calidad

En el local de la calle Portales (esquina con Plaza de San Agustín) que durante décadas albergó la histórica joyería Cárdenas se abre, desde ayer, un nuevo restaurante anexo a la taberna gourmet que ya abrió sus puertas el 2 de enero de 2021 y que lleva por nombre el de su ubicación: Portales 73.

El nuevo restaurante ofrece un aspecto acogedor y cálido merced al dominio estético de la madera, presente no solo en el mobiliario sino también en los elementos decorativos de las paredes.

Todos los detalles han sido cuidados con mimo por la propiedad y la dirección durante los meses previos a la apertura de ayer. Lo que iban a ser unos plazos cortos de la obra se han alargado más de seis meses y la apertura prevista para diciembre se ha debido posponer hasta finales de marzo. Pero la espera colma las expectativas de los responsables del local que incluso han podido encargar al alfarero Naharro el diseño de parte de la vajilla que utilizan en sus dos comedores.

Ubicado en el corazón del Logroño histórico, y lugar de paso de los peregrinos camino de Compostela, el establecimiento nace con vocación de complementar la oferta iniciada por la 'taberna gourmet'. La barra de Portales 73 lleva ya más de un año funcionando (aunque la pandemia obligó a unos cierres iniciales) y que ya se ha convertido en un lugar de referencia en la zona, con una clientela habitual que acude a degustar algunas de las raciones que ofrecen.

Esas raciones mantienen las mismas características que ahora se extienden al restaurante: la calidad ha de convertirse en el nexo de unión de todos los platos, para ello se ha recurrido a los mejores proveedores locales, algunos de los cuales están a escasos metros de Portales 73, en el mercado de abastos de la capital riojana.

Nigelia Caro, que ya se situó al frente del bar-cafetería, extiende también ahora su control al restaurante, con su hija Catherine Magaña a su lado como fiel escudera. La experiencia hostelera de esta americana con muchos años de residencia en España se complementará con la de Richar Sotomayor al mando de los fogones del local.

Entre ambos, y el socio capitalista propietario de la empresa, han definido una oferta gastronómica que no es demasiado extensa, pero que garantiza el disfrute para los paladares más exigentes.

Girará en torno a una pasta fresca elaborada por el propio chef (formado gastronómicamente en Italia) y a los platos tradicionales de cuchara, habituales en la cocina riojana o 'importados' de los más reputados orígenes. Así el caparrón riojano convivirá con los alubiones del Barco de Ávila o las clásicas alubias de Tolosa.

Los pucheros y cocidos, o las verduras de temporada, darán paso a pescados frescos que variarán según la disponibilidad del mercado, para mantener siempre la alta exigencia de calidad, o carnes también cualificadas y donde el ossobuco con risotto al azafrán –típico italiano– tendrá un lugar preferente.

Nigelia Caro, la responsable del restaurante y antes ya de la 'taberna gourmet', reconoce que la apuesta por la calidad es algo que ha dado buen resultado en la barra y que ahora quiere extender a la mesa: «Desde el principio apostamos por un café de calidad como Illy, el jamón de nuestras raciones es ibérico de Guijuelo cortado a cuchillo... y eso ha gustado a nuestra clientela», por eso ahora en el restaurante no quiere bajar el nivel de exigencia. «Vamos a tener una carta que no será muy amplia, pero estará bien nutrida, y va a tener unos precios asequibles, aunque si te quieres dar un capricho, vas a poder dártelo con algo excepcional», explica Nigelia. «Hemos renunciado al menú porque hemos preferido primar la calidad de nuestros platos, y que el cliente pueda elegir entre todos, sin verse cerrado con limitaciones».

El local presenta varios espacios. La barra de la taberna puede servir de paso previo antes de pasar a la mesa para comer o cenar.

Esta puede estar situada en el salón comedor de la planta baja que dispone de una capacidad máxima de 20 personas o bien en el espacio privado –apto para grupos y dotado de una gran pantalla de televisión, por si fuera necesaria– que se sitúa en la primera planta, con una mesa polivalente que puede albergar a un máximo de 18 personas en una disposición de mesa corrida o divididas en mesas más pequeñas y con una mayor intimidad.

En el verano, o cuando la climatología lo permita, la terraza de la calle Portales y Plaza de San Agustín también acogerá comensales. No solo se sacarán a la calle las raciones del bar, sino que también se podrá degustar al aire libre una cena o un almuerzo, aunque no existirá la posibilidad de reserva previa de mesa en la terraza.

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