Secciones
Servicios
Destacamos
Por el amplio ventanal que da luz al comedor se divisa la silueta de una de las ciudades más monumentales de España, Toledo. El restaurante está situado en uno de los más bonitos cigarrales que rodean la capital castellano-manchega, el del Santo Ángel Custodio, ... cargado de historia. Allí se instaló hace cinco años Iván Cerdeño, el cocinero más importante de Castilla-La Mancha en estos momentos. Desde el ya retirado Manolo de la Osa (¿cuándo se le hará el homenaje que merece?) no ha tenido esta comunidad un chef de tanto nivel como Cerdeño. Iván pertenece a esa generación de cocineros nacidos en los años de la transición que es la más brillante de cuantas hemos tenido en España.
La generación de Eneko Atxa, Dabiz Muñoz, Ángel León, Ricard Camarena, Javier Olleros, Mario Sandoval, Oriol Castro y Eduard Xatruch, Benito Gómez o Paco Morales. He seguido muy de cerca la trayectoria de este toledano desde que, a principios de 2012, se puso al frente de la Casa del Carmen, en Olías del Rey, tutelado entonces por los hermanos Rodríguez Rey, con los que había trabajado en El Bohío. De allí pasó, volando ya en solitario, a El Carmen de Montesión, en una urbanización de las afueras de Toledo, para recalar finalmente a este cigarral que por ubicación y por instalaciones es el espacio perfecto en el que desarrollar una cocina de categoría que enfila claramente hacia la tercera estrella.
Desde sus comienzos Iván Cerdeño ha tenido las ideas muy claras. Apoyado en su gran técnica ha apostado por una cocina que él denomina toledana y que no es más que una cocina de proximidad que aprovecha las vecinas huertas del Tajo y todos los recursos del entorno al tiempo que investiga en viejos recetarios. Legumbres, verduras, setas y caza aparecen en un menú que lleva Toledo al plato, con refinadas elaboraciones vinculadas a la tradición culinaria de la zona, siempre con mucho sabor.
A platos que ya forman parte de su ADN como la piñonada o el asadillo se unen esta temporada otros igual de brillantes: el corte helado de cebolla y queso, la tarta de coliflor, los garbanzos verdes con piel de bacalao, la cuajada de cangrejo de río o los capeleti de perdiz roja escabechada. Es evidente que Toledo, por sí sola, merece una visita. Pero cuando además una ciudad tiene un restaurante de tanto nivel ya no hay excusa para no ir.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.