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Los restaurantes también pueden sufrir enfermedades cardiovasculares, como las personas, afecciones silenciosas que minan el organismo sin que aparentemente esté ocurriendo nada hasta que un día, de repente, emergen con toda su fuerza destructora y los mandan al hospital. Hay casas en las que nadie ... toma en consideración la falta de brillo en los ojos del personal y clientes, ni los movimientos rutinarios y el aburrimiento en sala y cocina. Si el comedor está lleno y la caja suena, se piensa, no hay problema. No lo hay de modo inmediato, pero no quiere decir que no se esté desarrollando en silencio un colesterol del malo o una enfermedad renal crónica.

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larioja Arzak