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Dice Txebiko que «lo más difícil acerca del éxito es que tienes que mantenerte siendo exitoso. El talento es solo el punto inicial en la ... vida. Uno tiene que mantener ese talento funcionando y para mantenerlo hay que ponerle pasión. [...] Mi experiencia me confirma que sin pasión no podemos lograr nada». Y esa pasión por la cocina y por hacer las cosas bien se percibe nada más traspasar las puertas de su nuevo proyecto en la calle Caballería de Logroño. José Luis Vicente Gómez, Txebiko, ha llevado su manera única de entender la gastronomía de La Laurel –donde aún cuenta con otro restaurante, Las Brasas de La Laurel– a una calle más tranquila junto a La Redonda.
En Txebiko se conjugan los platos más tradicionales –que ha traído desde su anterior ubicación, que un día ocupó el mítico Cachetero– con las últimas novedades que ha ido incorporando a su extensa carta, que rinde tributo a los productos frescos y de proximidad.
¿Dónde se encuentra? En la calle Caballería, 11-13, en Logroño.
Horario Lunes, martes, miércoles y jueves, de 13.30 a 15.45 horas; viernes y sábados, de 13.30 a 15.45 horas y de 20.30 a 22.45 horas. Domingos, cerrado.
Reservas A través de la web www.txebiko.com o en el teléfono 941228463.
En ella conviven veinte opciones de primero, otras veinte de segundo y más de una decena de postres caseros. Sus platos de cuchara, como los caparrones o las pochas, su reconocida menestra de verduras –todo un homenaje a la huerta riojana que tanto defiende– o platos de temporada como las alcachofas, el cardo y también los espárragos comparten protagonista con las sugerencias 'Fuera de Carta', como los marzuelos –setas de temporada–, que antes no se veían en muchos restaurantes. Como segundos, Txebiko destaca las carnes y guisos, los pescados –cocochas, bacalao al pilpil, rodaballo, lubina salvaje o merluza de anzuelo– además de los platos de caza y la casquería –como sus patitas de cordero–.
Y para cerrar, postres caseros donde sobresalen sus canutillos, la goxua, su helado de roquefort con nueces –todo un clásico en el restaurante–, la pantxineta o el rulo crujiente de naranja relleno de arroz con leche.
«Son todos platos que ya se han podido probar cuando el restaurante estaba en La Laurel. No hemos querido hacer modificaciones y pensamos mantenerlo igual estos primeros tres meses. Porque lo que queremos es que la gente venga, conozca el nuevo local y salga con la sensación de comer igual de bien que antes, pero en un nuevo espacio», reconoce.
Pero si algo está marcando la diferencia desde que abrió sus puertas a comienzos del pasado mes de febrero es su menú Txebikatessen. «Está muy ajustadito de precio para ser ocho platos, 50 euros, y con él pruebas más cosas», comenta Txebiko. Se trata de un menú muy completo, con propuestas que va cambiando a diario. «Las vieiras es un plato que van a encontrar siempre, al igual que un asado, o bien cabrito o bien cochinillo». Está disponible todos los días, a mesa completa. Este menú se cierra con dos postres. «Normalmente uno de ellos es un sorbete de limón, de mojito... Buscamos un primer postre más refrescante».
También ha querido cuidar la iluminación, con la que perseguía «ese efecto tenue, que al final te da intimidad». Y lo ha hecho con un comedor de colores sobrios, pero donde no falta la esencia de Txebiko, plasmada de manera muy sutil. Y es que las lámparas se mimetizan con una de las señas de identidad del chef, sus inconfundibles txapelas.
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