La prensa que recibe al visitante al acceder al Museo. Rodrigo Merino

Museo de la cultura del vino. Un cofre lleno de valiosas joyas

El museo de la familia Vivanco, en Briones, alberga centenares de piezas (desde grandes prensas hasta valiosas pinturas o esculturas) que relacionan al hombre y el vino

César Álvarez

Logroño

Sábado, 8 de febrero 2025

El 29 de junio de 2004, Pedro Vivanco abría las puertas de su museo. Un gran cofre que alberga valiosos tesoros que recogen la milenaria relación entre el vino y el hombre. No es un museo de bodegas Vivanco (solo se exponen dos botellas con ... ese origen), ni siquiera de Rioja, porque la vocación es universal. Es un museo de la cultura del vino.

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La iniciativa surge de la inquietud de un hombre, que a la vuelta de sus estudios en la Escuela de Enología de Requena, empieza a guardar maquinaría del vino que encontraba en las bodegas y que muchas veces se iba a retirar para renovarla. Simultáneamente, inicia una colección personal de sacacorchos.

Las experiencias

  • Bodega + cata de dos vinos

  • Incluye: Visita guiada a Bodegas Vivanco, con degustación de 2 vinos.

  • Duración: 75 minutos

  • Precio: 19 euros

  • Museo + cata de dos vinos

  • Incluye: Visita guiada al Museo de la Cultura del vino, con degustación de 2 vinos.

  • Duración: 105 minutos

  • Precio: 24 euros

  • Bodega

  • Incluye: Visita no guiada a Bodegas Vivanco.

  • Duración: 75 minutos

  • Precio: 19 euros

  • Bodega + Museo

  • Incluye: Visita no guiada al Museo de la Cultura del Vino y visita guiada a Bodegas Vivanco con desgustación de 2 vinos.

  • Duración: 105 minutos

  • Precio: 29 euros

Cuando las piezas recogidas ocupan ya un volumen considerable de metros cuadrados en pabellones cerrados, surge la idea de exponerlas y crear un museo para ello. Durante siete años, mientras el edificio ve la luz se van adquiriendo nuevas piezas, tanto de maquinaria como de arte y arqueología (para lo cual resulta imprescindible la contribución de la siguiente generación, Rafael y especialmente, Santi, aficionado a estas materias. Las piezas se catalogan y documentan, y en el verano de 2004, el museo ve la luz exponiéndose algunas de las joyas adquiridas por la familia, en una colección que no para de crecer ni en piezas, ni en visitantes.

Si ya el primer año, fueron 100.000 los visitantes que recibió la instalación, veinte años después son más de 2.200.000 personas las que han pasado por el sueño de Pedro Vivanco. Actualmente, el Museo de la Cultura del Vino, que dirige Sandra de Leonardo, expone únicamente el 20% de sus fondos. El 80% restante está almacenado o cedido a otros museos o municipios.

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La instalación se divide en diferentes salas en función de su contenido. La primera de ellas es enorme. Alberga parte de la más espectacular maquinaria que Pedro Vivanco pudo adquirir para su museo. Así, una colosal prensa recibe al visitante nada más cruzar la puerta de acceso al museo. Es la sala que hace referencia al 'Nacer, crecer y madurar' y junto a las prensas se pueden ver algunos de los primeros tractores llegados a La Rioja y diversa maquinaria para el campo.

En la sala 'Guardar las esencias' se encuentran desde los utensilios utilizados para trabajar la madera a la hora de fabricar las barricas, diferentes tipos de botellas y jarras (algunas de ellas de origen romano) que servían para servir el vino –inicialmente ese era el único cometido de la botella–, o tapones y corchos de distintas épocas.

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Después llega la bodega y allí aparecen las bombas de trasiego, los elementos para el clarificado, los filtros e incluso una extensa colección de canillas (según la denominación riojana) o grifos. De la misma forma, aquí también se unen algunas espectaculares prensas de diferentes rincones vinícolas del mundo.

La sala cuarta 'El vino: arte y símbolo' es la que más llama la atención a los menos cercanos al mundo del vino y más familiarizados con el arte.

Joyas de pinacoteca

En ese espacio se pueden descubrir joyas pictóricas dignas de ser colgadas en pinacotecas como El Prado, El Louvre o el Museo del Hermitage. Así, una de las más valiosas de las que cuelgan en Briones es una tabla flamenca, de la época renacentista, firmada por Jan van Scorel que representa a la Sagrada Familia mientras un ángel le ofrece un plato de uvas a la Virgen. La propiedad del Museo Vivanco ha recibido ofertas multimillonarias por ellas, pero han preferido que siga en La Rioja.

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Junto a ella se pueden encontrar piezas de diferentes épocas, como una crátera griega en perfecto estado, cubiertas en marfil de un sarcófago o una imponente figura de un vendimiador romano esculpida en mármol, entre otras. Y colgados en las paredes lucen cuadros de Sorolla, Juan Genovés, Picasso, Juan Gris, Chagall, Wharhol o Miquel Barceló.

Antes de visitar la última de las salas (en la planta baja), se puede acceder a través de una terraza a ver la imponente sala de barricas que el arquitecto del Museo y de la Bodega, Jesús Marino Pascual, diseñó.

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De esa forma, el visitante no pierde la perspectiva de que el Museo no es sino un añadido a una bodega con mucha historia y que cada año, elabora alrededor de un millón de botellas de vino. Desde la terraza observará las barricas de roble y tendrá la oportunidad de observar, si tiene suerte, a los operarios de la bodega realizar sus trabajos con el vino.

Después llega la despedida a través de la sala 'Abrir, servir y beber' donde se custodia la colección de miles de sacacorchos que Pedro Vivanco inició, y que le ayudaron a continuar sus hijos, y que ahora luce –todavía con algunas nuevas incorporaciones– en un espacio donde también se pueden observar copas (desde las utilizadas por los romanos y griegos hasta más modernas de emperadores y grandes prohombres de épocas más modernas) y jarras o pequeñas ánforas para guardar el néctar que enloqueció a Baco y Dionisos de igual forma.

Noticia Patrocinada

Los amantes del vino, todavía tienen la oportunidad –antes de abandonar la instalación– de conocer las diferentes variedades de vides en un paseo por el Jardín de Baco.

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