Un menú con la amplitud de una carta

El campo de golf de La Grajera vuelve a disponer de servicio de cafetería y restaurante en el que atender tanto a los socios del club de golf como a cualquiera que se acerque a la instalación para disfrutar del mayor pulmón verde de la ciudad.

La nueva dirección del establecimiento abrió la cafetería en el mes de octubre para comenzar a dar servicio a los jugadores, y desde el pasado 6 de enero atiende también el servicio de restaurante.

Al Par –nombre del establecimiento– propone un menú amplio de lunes a viernes, y aún más extenso durante el fin de semana. Con doce entrantes (quince el fin de semana) del que hay que elegir tres, y luego un segundo entre las seis propuestas de cada día.

La oferta de entrantes se cambia cada dos o tres meses, mientras que los segundos varían todas las semanas.

Álvaro Mosquera, gerente de Al Par, explica que es casi una carta, por la variedad del menú, pero con un precio cerrado «porque la gente quiere saber lo que va a pagar. Antes igual se iba a un restaurante con más alegría, pero ahora ya se prefiere saber el precio final cuando se sienta».

La oferta se completa con una amplia referencia de vinos «con la que tratamos que el vino no se convierta en un artículo de lujo. Estamos en La Rioja y el precio no se puede disparar», explica Mosquera.

Con esta propuesta gastronómica, Al Par atiende de igual forma a los socios que a los visitantes que acuden al establecimiento sin tener ninguna relación con el club o con el golf: «Nosotros somos un restaurante que está dentro de un campo de golf, pero no se limita a los jugadores o los socios. Estamos abiertos a cualquiera», explica el gerente del establecimiento.

No obstante, sí que es cierto que el local piensa en los practicantes de este deporte y por ello, en la cafetería se ofrecen raciones y platos combinados que permiten recuperar fuerzas más o menos rápido a los que ya han pasado cuatro o cinco horas recorriendo los 18 hoyos y deben acudir a sus obligaciones.

Al frente de los fogones del restaurante está Jon Aróstegui, un joven vasco formado en la Escuela Superior de Artxanda y que cuenta con una amplio bagaje en diferentes establecimientos del país desde Barcelona a Granada, pasando por Madrid o la montaña alavesa y con varias experiencias previas también en La Rioja.

Aróstegui señala que la cocina que él practica en Al Par es una cocina tradicional con un toque moderno, «pero no vanguardista». «Tratamos de cuidar el producto y nos decantamos mayoritariamente por el local: carnes, verduras... con guarniciones que se adapten bien al plato, pero también que sean de aquí», indica el cocinero vasco.

En la propuesta de Al Par prima la variedad porque, como explica Jon Aróstegui, «por su amplitud nuestro menú es casi como una carta, pero con el precio cerrado».

Y este cocinero, ampliamente experimentado, recuerda que su cocina no se cierra a nada, por eso «también preparamos menús personalizados para las celebraciones. Se nos indica el presupuesto y nosotros diseñamos una propuesta que se adapte a ello», apunta.

Las posibilidades de los diferentes espacios de Al Par hacen que las opciones de uso se multipliquen, a lo que también contribuye el espacio natural que rodea el establecimiento y que lo convierte en un lugar idóneo para acudir en familia.

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