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Desde que en 1895, Félix Martínez Lacuesta fundara en Haro las bodegas que llevan su apellido, una de las máximas preocupaciones de la firma ha ... sido la de ofrecer vinos de Rioja de calidad, de guarda... lo que desde los inicios aparecía reflejado en la nomenclatura de la propia bodega como 'vinos finos de Rioja'.
Esa preocupación la han llevado hasta nuestros días las diferentes generaciones de Martínez Lacuesta, la familia que –ahora ya en la quinta generación– sigue manteniendo la propiedad de la bodega jarrera. Los Martínez Lacuesta quieren ofrecer unos vinos afinados, terminados, pulidos por el trabajo delicado en la bodega (como los alfareros de la región hacen en sus talleres con sus piezas de barro, merced a los toques sutiles y delicados de sus dedos). Son vinos elegantes donde se da protagonismo a la fruta, huyendo de maduraciones excesivas, extracciones posfermentativas y renunciando, incluso, a las barricas nuevas donde la madera marque demasiado al vino.
Todo este proceso se realiza ahora en un moderno edificio creado para aportar soluciones a la elaboración del vino. Después de muchos años en La Ventilla – en el centro del municipio de Haro–, en el año 2009 Martínez Lacuesta se trasladó al Paseo del Cementerio, un enclave muy tranquilo con la Sierra de Cantabria como telón de fondo y rodeado por algunas de las viñas jarreras que le nutren de las uvas para la elaboración de sus vinos y vermús.
En esa nueva ubicación, lejos de las apreturas del enclave inicial, Martínez Lacuesta se mantiene fiel a los orígenes y respeta la tradición en el afinado de sus vinos. Aunque en 2021 la familia Martínez Lacuesta salió de la gestión, Álvaro Martínez –enólogo de la firma– encarna la continuidad de una forma de hacer vino que también el nuevo equipo gestor ha asumido como propia.
El nuevo emplazamiento acoge al visitante para hacerle partícipe de ese forma de entender el vino. Lo recibe en un reinaugurado hall donde el enoturista encuentra las diferentes referencias de la casa tanto en vino como en vermús, de los que Martínez Lacuesta es todo un modelo internacional.
La bodega invita a recorrer el camino que sigue el vino en su proceso de crianza, desde que llega en forma de uva hasta que la abandona embotellado y etiquetado.
La instalación –soterrada– reúne las mejores condiciones para que se afinamiento del vino siga su proceso lógico primero en la barrica y luego en la botella, donde puede llegar a pasar incluso ocho años, antes de mostrar sus mejores cualidades en la mesa.
Un paseo por las entrañas de la bodega permite conocer el proceso y disfrutar de la historia de una marca que lleva 130 años ofreciendo vinos de calidad al mercado y 90 años elaborando algunos de los vermús más icónicos del país.
Las dos líneas de vino que Martínez Lacuesta elabora actualmente responden a influencias diferentes. La bordelesa se manifiesta principalmente en la línea Martínez Lacuesta y en la capacidad de la bodega como terroir exclusivo de guardas; mientras que la gama Campeador se sitúa más en el ámbito de la borgoñona, con la variedad –Garnacha– como máximo exponente de la vinculación al terroir y asociada a viñas o parcelas muy singulares.
Estos vinos se pueden degustar en el espacio creado para ello en las renovadas instalaciones de la bodega. Martínez Lacuesta ofrece un espacio interior para que el enoturista se sienta 'como en casa' y otro exterior, en el que poder disfrutar –a cielo abierto, cuando el tiempo lo permite– de la estribaciones de la Sierra de Cantabria y el silencio solo roto por el trinar de los pájaros.
Pero además, en esos espacios, Martínez Lacuesta se propone no solo que el visitante pueda disfrutar de los vinos de la bodega, sino que también pueda degustar otros procedentes de otras denominaciones «porque lo que queremos es que este sea un espacio para disfrutar del vino, en toda su amplitud, y no solo de nuestro vino», señalan desde la bodega, que con su wine bar pretende extender la cultura del vino y por eso dispondrán de vinos Jerez, espumosos... y obviamente, toda la gama de vinos y vermús de Martínez Lacuesta.
Entre estos últimos, se encuentran las dos últimas novedades que acaba de lanzar la bodega jarrera: La Centenaria 2022, un tinto que expresa lo que es la filosofía de la casa con un vino perfectamente afinado que habla en la boca de lo que es Martínez Lacuesta; y un vermú de guarda, Conzia, lleno de matices y sutileza que pasa 36 meses en barrica y que cada una de sus 2.000 botellas elevan al 'séptimo cielo' que se refleja en su packaging especial. Conzia sigue la fórmula que ha hecho que los vermús de la bodega jarrera hayan adquirido una elevada reputación en todo el mundo, incluso –en algunos casos– siendo incluso más conocidos que los propios vinos, pese a que el vermú únicamente supone el 23% de las ventas de Martínez Lacuesta y sea su más que centenaria elaboración de vinos los que han marcado su devenir a lo largo de los tiempos.
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