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Logroño recuperó el pasado miércoles una parte de su historia gastronómica. El restaurante La Chata –el más antiguo de Logroño, y cuyo origen se encuentra datado en 1821– abrió de nuevo sus puertas, tras un largo periodo cerrado.
Javier Diego, Iker Hernández y Jon Aróstegui ... son los tres jóvenes, con experiencia previa individual en hostelería, que han devuelto a la vida el histórico local, al que solo han tenido que 'lavarle la cara'. Vienen de trabajar juntos en El Hayedo de Castroviejo, una aventura que duró solo unos meses por la falta de entendimiento con el Ayuntamiento de la localidad, pero suficiente tiempo para demostrar que su proyecto culinario puede ser atractivo.
Su propuesta –cocina tradicional riojana– coincide con el marco. Encontraron el local después de visitar varios y recorrer diferentes inmobiliarias, «cuando llegamos a este (La Chata, en la calle Carnicerías, 3) vimos que nos encajaba porque no era un restaurante moderno, como algunos otros que habíamos visto ni exigía una gran reforma como ocurría en otros casos. Es un sitio tradicional como nuestra idea culinaria», explica Javier, quien añade que no les va a pesar en su actividad la bicentenaria historia del local.
En principio van a ser ellos tres «o como mucho, una persona más», las que pongan en marcha el restaurante, explican, reconociendo que «la hostelería no está como para contratar a gente», pese a que admiten que a ellos no les fue mal en Castroviejo «aunque nadie monta un negocio pensando en que le va a durar solo unos meses».
Entre los tres (o los cuatro) atenderán un coqueto comedor con un aforo que ronda las 45 personas, y que ha experimentado pocos cambios desde sus últimas experiencias. Mantiene el sabor añejo, pero sin renunciar a la comodidad moderna.
La cocina que hacían en El Hayedo es la que van a tratar de replicar, más o menos, en La Chata. Una cocina en la que se va a poder disfrutar de platos tan clásicos en la gastronomía riojana como carrilleras, chuletillas de cordero, bacalao, caparrones o patatas con chorizo... pero a los que también se unirán propuestas con un toque de modernidad como los rollitos crujientes de langostino macerados en soja y salsa de puerro o el hojaldre crujiente de boletus salteados con galleta de jamón y salsa de piquillos, pastel de morcilla sobre crema de pimiento rojo...
Sin embargo, los nuevos gestores de La Chata no podrán incluir en su oferta gastronómica aquello que fuera santo y seña del local durante el siglo pasado: los asados en el horno de leña. «Desgraciadamente, el histórico horno se ha estropeado mucho con el paso del tiempo, el agua que ha ido entrando por la chimenea y el desuso lo han inutilizado. Arreglarlo exigiría un fuerte desembolso, y quizá no fuera fácil obtener los permisos para poder ponerlo en funcionamiento hoy en día», reconocen los nuevos responsables del local, «y es una pena porque hay gente que ha pasado por aquí y nos pregunta si vamos a hacer asados, pero nosotros no queremos engañar a nadie. No se puede volver a encender el horno».
Por tanto el horno no les acompañará más que testimonialmente en la aventura empresarial inicial el pasado miércoles y que esperan sea muy larga.
Van a cerrar por descanso semanal los martes («como la mayoría de los restaurantes cierra los lunes, vamos a probar nosotros en cerrar los martes), pero solo abrirán para servir cenas los viernes y sábados (aunque este calendario cambiará con la llegada de otros festivos y sus vísperas). Van a ofrecer un menú de 22,90 euros cualquier día de la semana, y los fines de semana se dispondrá de otro de 29.90 euros, en ellos se podrán elegir diferentes entrantes a compartir (o el plato de cuchara del día) y un segundo. Además, los viernes y sábados por la noche van a disponer de una carta.
La oferta gastronómica se complementará con una lista de referencias de vinos que además de recoger crianzas o reservas de Rioja y algunos vinos de autor de la DOCa, también se encontrarán ejemplos de Ribera del Duero, Rueda, Albariño, Cava, Pedro Ximénez e incluso Champagne u Oporto, como referencias internacionales.
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