Tostada de pera con queso y nueces

Su principal componente es el agua, lo que la convierte en un excelente hidratante y refrescante ahora que comienza el frío del otoño y apetece menos beber agua.

Nutrientes como las grasas o las proteínas son prácticamente insignificantes, sin embargo aportan una cantidad de hidratos de carbono interesante, hidratos que son azúcares naturales, es decir, fructosa naturalmente presente de manera intrínseca, por lo que también se pueden consumir en caso de padecer diabetes o realizar una dieta hipocalórica.

Su contenido en vitaminas no es abundante pero destaca el aporte de vitamina C, un potente antioxidante que ayuda a combatir la oxidación de los radicales libres, y vitamina E, provitamina A y ácido fólico.

Sí destaca su cantidad de potasio, mineral indispensable para funciones tan importantes como las contracciones musculares, la transmisión del impulso nervioso o el equilibrio hídrico dentro y fuera de nuestras células.

Los taninos son sustancias presentes en la pera, sustancias astringentes (ayudan a tratar problemas intestinales como diarreas, gastritis, úlceras...) y antiinflamatorias (mejoran síntomas inflamatorios como hinchazón o distensión abdominal).

En resumen, este fruta –con una notable presencia en La Rioja– es estupenda para consumir en cualquier momento del día, puede formar parte de innumerables recetas, según la variedad podemos encontrarla más dulce, más rica en agua, más o menos aromática... y podemos encontrar en ella propiedades muy interesantes como su efecto hipotensor, astringente, antioxidante, energía rápida o fácil digestión.

Se puede comer sola, como tentempié, en forma de licuado, combinada con frutos secos, con queso... formando parte de una guarnición o en una crema de primer plato, además de su uso culinario en recetas dulces como tartas o compotas.

Si quieres potenciar su propio sabor, añádele especias como jengibre o canela.