Natural y vecina de Huércanos, Amancia Magaña Izquierdo tiene una gran relación de siempre con Nájera, hasta el punto de afirmar que «Huércanos y Nájera es todo uno para mí». Razones no le faltan. «Tengo tres hijos casados aquí, y por lo tanto también tengo a mis nietos», uno de ellos es Javier Benito, dueño y chef del restaurante 'La Mercería', donde ella ha realizado el plato, y «desde siempre vengo todos los jueves al mercadillo».
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Afirma que sus primeros contactos con la cocina fueron «muy tempranos, ya que me quedé sin madre muy jovencita y luego me casé, hace casi sesenta años, y desde entonces cocino a diario». Agradece las enseñanzas de sus hermanas, ya que ella es la menor de diez hermanos, pero, sobre todo, «de mi hermana mayor, porque vivía al lado de mi casa y siempre que necesitaba preguntar o que me enseñara a hacer algo, allí estaba ella».
Dice que nunca ha tenido una afición especial por los fogones, pero que «al final no te queda más remedio que hacerlo y te acaba gustando». No tiene un gusto especial por un tipo de comida, «en general, me gusta hacer de todo, desde verduras a cocidos, pasando por los postres», eso sí, «siempre cocina tradicional».
Pero si tiene que decantarse por algo, señala que le gusta mucho hacer «pimientos rellenos de carne, croquetas y cosas así, pero siempre platos tradicionales», porque, afirma con rotundidad, «la comida precocinada la odio».
Asegura que en su familia, hijos y nietos, están los principales admiradores de su labor como cocinera, aunque dice que «cuando el plato está bueno, se lo comen todo y no me dicen nada, sin embargo, cuando algo les gusta menos me dicen, hoy no te ha salido muy bien», algo que le da «un poco de rabia», aunque matiza que «por lo general no suelen protestar».
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Para lograr que esa cocina tradicional salga redonda, considera que lo fundamental es «que la materia prima sea de calidad, y estar mucho en la cocina», por lo que está convencida de que «la paciencia en la cocina es fundamental, imprescindible».
Entre sus recetas, una que se ha hecho célebre entre su familia y allegados, es la de la leche frita. La elabora poniendo la leche al fuego, cuando está casi hirviendo le añade la maizena y las cuatro yemas de huevo diluidas en leche fría, el aroma de vainilla y el azúcar, y lo deja cocer a fuego lento para que engorde y no se pegue. Deja la crema enfriar de un día para otro y la trocea en porciones que reboza en harina y huevo y fríe en aceite muy caliente. Una vez fritas, las espolvorea con canela y a comer.
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Para cuatro personas
1 litro y medio de leche.
4 yemas de huevo
150 gramos de maicena
100 gramos de azúcar
Aroma de vainilla al gusto
Harina y huevo para rebozar
Aceite de oliva para freír
LOS TRUCOS
La crema se debe hacer a fuego lento, para que espese sin pegarse a la cazuela.
Dejarla enfriar 24 horas
Deben freírse con el aceite muy caliente, para que se doren rápido sin que penetre el aceite.
Una vez frita, se espolvorea con canela en polvo y si se quiere, con azúcar glass.
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