
Tiempo de preparación
60 minutos
Comensales
4
Categorías
Segundo plato
1 conejo troceado, 1 cebolla, 1 pimiento verde, 2 ajos, 10 champiñones, medio vaso de tomate triturado, medio vaso de vino blanco, media cucharadita de pimentón y aceite de oliva
En una cazuela ancha, con aceite de oliva a fuego fuerte, se pone a dorar el conejo troceado. Cuando tenga un bonito color dorado, se añade el ajo, la cebolla y el pimiento verde picados no demasiado finos.Se deja que se pochen junto con el conejo y se añaden los champiñones laminados. Se rehoga ligeramente y se incorpora el tomate, el pimentón y el vino blanco. Se deja reducir el vino, se cubre con agua y se cocina durante 40 minutos a fuego bajo. Cuando esté bien tierno, se sirve.Se puede acompañar de un puré de patatas o patata asada, una ensalada o un poco de arroz.
La carne de conejo, aunque no es de las más consumidas en nuestra comunidad, ha ido ganando protagonismo frente a otras como el pollo o ... el cerdo, debido a su composición nutricional y sostenibilidad.
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Una de las principales ventajas nutricionales es que el conejo tiene muy bajo contenido en grasa y colesterol, por lo que es un tipo de carne a incluir en dietas de personas que quieren controlar el aporte de este nutriente o mejorar su perfil lipídico.
Otra propiedad destacable es su elevado contenido en proteínas de alta calidad. Este tipo de proteínas es esencial para el crecimiento y la reparación de tejidos, además de ser fundamentales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y la producción de enzimas y hormonas. 100 gramos de carne de conejo proporcionan entre 20 y 22 gramos de proteínas, lo que es comparable con carnes como el pollo o la ternera.
Además, las proteínas de la carne de conejo contienen los aminoácidos esenciales que el cuerpo no puede producir por sí mismo, lo que la convierte en una fuente de proteínas completa, algo especialmente beneficioso para deportistas.
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En cuanto al aporte de micronutrientes podemos destacar la vitamina B12 (ayuda a producir glóbulos rojos), B6 y B3 (intervienen en el metabolismo energético y la síntesis de proteínas). En cuanto a los minerales, el conejo es rico en fósforo (esencial para la salud ósea), selenio (antioxidante) y potasio (interviene en funciones del sistema cardiovascular y muscular).
Como datos curiosos sobre este tipo de carne podemos decir que es de muy fácil digestión, lo que la hace ideal para niños y ancianos, o personas con problemas digestivos, y es de las carnes que menos alergias e intolerancias provocan. Además, se trata de una carne sostenible, ya que su consumo requiere de pocos recursos en comparación con otros animales de granja.
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Los platos que podemos preparar con el conejo suelen ser bastante tradicionales, como el conejo al ajillo, estofado, a la cazadora, en paella o en escabeche, todas ellas recetas que pueden ocupar su espacio en una dieta saludable, alta en proteínas y baja en grasas.
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