Su casa es luminosa y las ventanas de la cocina dan a la iglesia de Rodezno, donde vive desde hace más de cuarenta años. En el centro de la mesa, imponente, una cazuela de menestra de verduras. Ese es el plato que Remedios Martínez ofrece para desvelar su receta. Dice que «al principio iba a preparar otra cosa pero fui al mercado y me encontré con una verdura estupenda».
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Porque, para Remedios, ése es el secreto principal de una buena menestra: «Si no tienes buenas verduras es mejor que ni lo intentes».
Siempre ha cocinado. Es la pequeña de ocho hijos y al calor de la cocina de su madre primero, y luego con la ayuda de sus hermanas aprendió todo lo que sabe de cocinar.
La base de una buena menestra son las alubias verdes, los guisantes y zanahorias. «Yo le pongo también unos espárragos», dice la cocinera.
Después de cocer con agua y un poco de aceite durante un tiempo, se retiran y se reserva. Con la verdura reservada, se rehoga una cebolla blanca y unos tacos de jamón . Ya sofrito, se añaden las verduras cocidas con vino blanco, harina y perejil.
Remedios asegura que disfruta mucho en la cocina. «Hay gente que le parece una pérdida de tiempo o que se aburren. A mí me encanta»,afirma.
Es famosa en el pueblo y a la mínima oportunidad, sus vecinos le hacen encargos.
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Cantidades para 10 personas
750 grs. de caparrones verdes500 grs. de guisantes12 alcachofas3 hojas de acelga3 ramas de cardoSesos de cordero3 zanahorias1 cebolla blanca6 espárragosJamón picado Vino blancoPerejilHarinaHuevosAceitesal
Aunque admite que le gusta más la cocina salada que la repostería, no hace ascos a nada y se atreve con todo. Reconoce que «con el tiempo» ha conseguido que los arroces le salgan «riquísimos».
Con la base ya preparada, es tiempo de lo que la cocinera de hoy considera «la parte más laboriosa». Toca limpiar, cortar y rebozar alcachofas, pencas de acelga, cardo y sesos de cordero.
Ahora solo queda presentar. Sobre el lecho de verduras cocidas, Remedios pone una capa de cada verdura rebozada y sobre ellas, los sesos.
Durante siete años Remedios trabajó en la cocina de un hotel en Briñas: «Muchos clientes ni siquiera miraban la carta, iban derechos a por la menestra o las cocochas». Con la cazuela encima de la mesa Remedios finaliza: «Nunca debe faltar ni el huevo cocido ni los espárragos para decorar».
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Preguntada por la receta perfecta para entrar en la cocina, Remedios lo tiene claro: «En la cocina hay que tener paciencia, no correr, contar con un buen producto y ponerle mucha emoción».
Al lado de la cazuela, orgullosa, asegura convencida que en la cocina, como en la vida, «hay que dar mucho más de lo que se recibe».
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