Utilizaré la definición de Wikipedia, que se refiere a los llamados 'Súper alimentos' como un término usado en estrategias de marketing ( y yo añado, de YouTubers y Youtuberesas con pocos conocimientos nutricionales pero mucho desparpajo) para referirse a ciertos alimentos que aparentemente proporcionan numerosos beneficios ... para la salud humana a causa de su alta densidad nutricional.
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Vivimos en un mundo en el que lo exótico mola. Por eso todos los superalimentos tienen un nombre atractivo como: lúcuma, bayas de acai, maca, moringa, acromia, camu-Camus, quinoa, chia, kaled, kuzu, mangostan, mesquite. Y ya paro, porque de la mayor parte de esos que he escrito no sé ni lo que son.
En España tenemos, en nuestra cocina tradicional, un repertorio de guisos, que son en sí mismos superalimentos, ya que nos proporcionan en un solo plato casi todos los nutrientes que necesitamos en un día. Vamos a ver algunos de estos superalimentos hispanos, que además tienen pocas calorías. Por ejemplo, una ensalada que tenga algo de hojas verdes, como lechuga y alguna hortaliza como el tomate, le podemos añadir todos los vegetales que nos gusten y se completa con medio huevo cocido y algo de pescado, por ejemplo media latita de atún, tres o cuatro anchoas o dos sardinitas en aceite. No existe ningún superalimento que contenga tantos nutrientes y substancias bioactivas como ese plato de ensalada, y además con pocas calorías.
Con algo más de calorías una opción es la tradicional ensaladilla rusa o nacional (según el bando). Su característica de superalimento palió, en parte, la escasez de los años de la guerra civil y la posguerra. El componente fundamental es la patata a la que le podemos añadir cualquier cosa, aunque la tradición sugiere zanahoria, aceitunas, guisantes, remolacha, atún, sardinas, anchoas, huevo y la mayonesa.
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El que prefiera la carne puede sustituir el pescado por pollo o fiambres. Una advertencia. Si usamos mayonesa casera, elaborada a base de huevo y aceite de oliva virgen, debemos de poner cuidado en la higiene en la elaboración y en la conservación hasta su consumo, ya que se lo contrario podemos transformar el guiso en una temible 'salmonelilla' rusa, que nos puede ocasionar problemas de salud.
Hay también muchas recetas de garbanzos y alubias en ensaladas que se pueden elaborar incluso a partir de restos de un guiso del día anterior y que son refrescantes y auténticos superalimentos. No me resisto a contarles el truco que usaba mi madre para que sus siete hijos nos comiéramos un cocido de garbanzos con todas las de la ley en pleno verano cacereño hace sesenta años. Cada uno, al lado del plato de cocido, teníamos media sandía pequeña y con la misma cuchara alternábamos cucharada de cocido y de sandia. Pruébenlo. Recuerden que al cocido le va la calabaza y la sandía es también una cocurbitácea. Hay que fomentar el consumo de esos superalimentos que enriquecen nuestra cocina más tradicional y que, en su debida moderación, nos van a proporcionar placer y salud.
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