Íkaro: una aventura transatlántica

Iñaki Murúa y Carolina Sánchez, con el equipo al completo de Íkaro en Logroño, se trasladan durante dos meses a Quito para abrir un restaurante 'efímero' en la capital ecuatoriana, en lo que será su tercera experiencia transoceánica

César Álvarez

Logroño

Sábado, 23 de diciembre 2023, 14:32

En poco más de dos semanas, Íkaro iniciará su tercera aventura transoceánica. Iñaki Murúa, Carolina Sánchez y su equipo se trasladarán durante ocho semanas a Quito para que los compatriotas de Carolina puedan disfrutar de un restaurante con Estrella Michelin.

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El origen ecuatoriano de la ... cocinera había llevado a ella y su pareja a hacer algunas colaboraciones en su país y elaborar algunas cenas, «pero no quedábamos satisfechos. Aunque a la gente le encantaba, nosotros veíamos que le faltaba nuestro toque personal, nuestro servicio, nuestra esencia... eso no era Íkaro», comenta Iñaki. Y fue así cómo surgió la idea de abrir un restaurante 'pop-up' (efímero). Y la primera experiencia llegó en 2022 con una apertura de tres semanas. «Teníamos dudas de cómo iba a resultar todo, pero se nos disiparon cuando vimos que en 90 minutos tras la apertura de reservas vía web, y cuando estábamos todavía en Logroño, se reservaron los 800 puestos. Estábamos llenos todos los días, incluso antes de viajar».

«Pero ese primer año nos costó acoplarnos, cogerle el aire a las cocinas... cuando todo salía como queríamos, nos teníamos que volver. Ya vimos que si volvíamos, lo teníamos que hacer por más tiempo», comenta Carolina.

En su primera experiencia en Quito se reservaron las 800 plazas para 2 semanas, en 90 minutos

Y en enero de 2022 repitieron experiencia pero por dos meses y ofrecieron 2.800 puestos que pronto se cubrieron también: «Hay gente que sólo acude para hacerse una foto conmigo, por ser jurado de MasterChef ecuador», reconoce Carolina.

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Este año (dentro de unos días) se repite experiencia, pero como con algunas variantes porque ya no van a un local 'de prestado', sino que van a casa. La pareja de cocineros abrió en mayo del año pasado el restaurante Criollo en Quito, que aunque mantiene un poco el espíritu de Íkaro (en cuanto a calidad) propone una comida más tradicional ecutatoriana. El espacio que lo alberga es una casa que cuenta con jardín e incluso su propia huerta. Ahora, de enero a marzo, cerrará Criollo, y ese espacio será ocupado por Íkaro, «va a ser bastante más fácil porque vamos a nuestra casa, tenemos ya allí a personal formado que sabe lo que queremos, aunque la experiencia que ofreceremos será diferente a la de Criollo, pero ya no tenemos que buscar el equipamiento, hay ya unos proveedores...» comentan. Aunque hay algunos detalles que no van a cambiar.

Desde Logroño viajan 9 personas del equipo de Íkaro con 23 maletas. En ellas, entre otras cosas van varias botellas de aceite de oliva virgen extra «para que lo puedan degustar con pan como aperitivo porque allí se usa la mantequilla», también viajan con mantelerías «allí no existen como aquí. Se come a mesa descubierta y eso a nosotros, que intentamos ofrecer una experiencia como la Íkaro, no nos gusta», señala Iñaki.

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El menú trata de asemejarse al que se ofrece en Logroño, pero con productos locales siempre que se pueda: «Aunque nos encontramos con que, por ejemplo, la primera vez que fuimos vimos que había alcachofas, por lo que tratamos de hacer un plato como aquí, pero vimos que eran durísimas y al final quedaban muy mal... hay que adaptarse a lo que tenemos o porque está allí o porque lo hemos llevado», comentan ambos.

Curiosamente, el precio del menú que se servirá en Íkaro Quito será ligeramente más caro que el que se sirve en Logroño, aunque eso no hará que se cubran los 3.300 puestos ofrecidos (100 comensales al día con un equipo de 30 personas, frente a las 10 del local logroñés): «En Ecuador hay gente que tiene un elevadísimo poder adquisitivo y otros, de clase media, que ahorran todo el año porque quieren comer en un restaurante Estrella Michelin, sin tener que salir del país», comentan los prestigiosos cocineros.

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Muchos sueños de nuevos proyectos

La cabeza de la joven pareja de propietarios de Íkaro no para de dar vueltas a nuevos proyectos. La pandemia acabó con uno de esos sueños, apenas iniciado, unas semanas después de haberse abierto el restaurante Pampamesa, en la calle Sagasta, en lo que fue el casino, la pandemia obligó a cerrar. Y tras una breve reapartura, un nuevo confinamiento hizo que la propiedad del edificio decidiera venderlo y Pampamesa murió definitivamente, aunque Iñaki reconoce que no descarta abrir algún día algo similar, aunque es complicado. También ve difícil dar el salto a Madrid o Barcelona, aunque la idea de Criollo era abrir en Quito, y luego poder replicarlo en Madrid o Barcelona y ofrecer en España comida 100% tradicional ecuatoriana, «pero para llegar a una ciudad como esas, el proyecto tiene que estar muy asentado», apunta el cocinero vasco. En cualquier caso, Iñaki Murúa tiene claro que a él le gustaría hacer ahora también comida tradicional, tanto ecuatoriana como española: «Creo que está un poco en peligro, porque hay mucha y muy buena gastronomía tradicional, pero creo que se pierde lo tradicional, en parte, porque las grandes guías no la valoran».

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