Realismo amargo, dulce deseo de superación

Al margen del fenómeno de 'The Bear', en plataforma, el año que emprende su recta final ha dejado algún que otro emplatado de cine culinario digno de mención. La distribución ha impedido seguir puntualmente algunos estrenos pero por ahí pululan títulos que lo mismo tuvieron ... su puesta de largo en festivales mayores como Cannes, o bien han podido presentarse en secciones temáticas de cocina, fogones y gastronomía, desde Málaga a San Sebastián. 'La pasión de Dodin Bouffan' con una espléndida Juliette Binoche, es uno de ellos. Un drama romántico ambientado en el siglo XIX con la cocina como mantra. Sensualidad, sentimientos, placeres culinarios, comida y emociones entrelazadas a partir de recetas no escritas y pasiones saladas y dulces. Y el filme que vio la luz este año en el que se funden las salsas vitales más opuestas, lo frío y lo caliente, lo dulce y salado es 'Repostero y chef'. Una historia de iniciación, autosuperación y realismo social, todo ello vertebrado por un joven cuya vida transcurre entre centros de acogida y en la que la pasión por la pastelería le encauza hacia metas con retos constantes, drama irregular, con muchos saltos en el tiempo, donde los tempos sociales y los de los fogones no siempre cuajan como es debido. Sébastien Tulard dirige el filme cuyo máximo atractivo reside en mezclar ingredientes con cierto aire documental y de realismo mágico en contraposición con los combates vitales del protagonista. El filme gana con la interpretación del debutante Riadh Belaïche, un popular influencer francés. Historia basada en la vida del cocinero de origen magrebí Yazid Ichemrahe, que se elabora en un menú desde la marginalidad a la repostería, pasando por el sentimentalismo y las trabas para lograr la inclusión social. El efectismo del concurso gastronómico de turno se distancia de la excelencia culinaria. Un 'gateau' de conflictos entre lo dulce y amargo con pasaporte social.