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Marcello Mastroianni y Jack Lemmon, en la película de Scola.
La comedia de pasta fina y dos actores jugones
Comer y cine. Bocados de fotogramas

La comedia de pasta fina y dos actores jugones

Guillermo Balbona

Sábado, 30 de marzo 2024, 13:59

El cine tiene una tarea que también es un deber: contar la realidad para que el público la entienda mejor. Sobre todo para el público ... joven». Muchas veces olvidada, la obra de Ettore Scola forjó una de la filmografías más atractivas del cine europeo de las últimas décadas. Cultura y tradiciones, como en los grandes cineastas italianos, se funden o subyacen en sus creaciones y en ese tándem la cocina no podía faltar. Aunque 'La cena' es su ejemplo más obvio, 'Macarrones', una de esas comedias con poso amargo o una dramedia con encanto, también posee sus connotaciones culinarias, su reflejo de la cultura popular con Nápoles al fondo. No obstante, Scola adereza muchos de sus argumentos y retratos con la huella de la cocina. En 'Feos, sucios y malos' no faltan los tortiglioni con berenjena, tomate, nueces, pasas y el queso pecorino. En 'Macarrones' la salsa la ponen dos de los más grandes actores de todos los tiempos, Marcello Mastroianni y Jack Lemmon. Reflexiona sobre la amistad, con momentos intensos y un final excelente. Pupi Avati, Ermanno Olmi, los Taviani, como Scola, han entrelazado comida y cine con naturalidad. Recetas como los bucatini a la amatriciana, el pollo asado al mattone y el semifrío de piña y ricotta asoman en filmes de Felllini como 'Las noches de Cabiria', una de sus primeras obras maestras, y al final de su trayectoria en 'Y la nave va'. Volviendo a Scola en 'La Cena' reúne distintas historias de personajes que son asiduos clientes de un restaurante. Una de esas coreografías corales del elegante cine del maestro italiano. Y en otros nombres como Dino Risi, Mario Monicelli, Pietro Germi. Detrás de todos está el retrato del hambre, el plato de pasta salvador como en 'Rufufú'. En 'El estafador', de Risi, Gassman encarna a Gerardo Larini, un actor pésimo tras salir de la cárcel acude al Café de los Artistas con un tenedor. Y sentencia: «Las buenas amistades son las que se hacen en la cárcel. Antes de salir, Quinotto me había dicho: 'Gerardo, cuando quieras venir a verme, recuerda que mi casa está siempre abierta. Donde no comen seis, no comen siete'».

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