
PAULA FERNÁNDEZ | Dietista-Nutricionista
Sábado, 27 de mayo 2023, 02:00
Comensales
4 personas
Categorías
Postre
600 gramos de fresas
30 ml de vinagre de jerez
Opcional: 80 gramos de azúcar o 1 cucharada de edulcorante
3 yogures naturales
Un chorrito de esencia de vainilla
Un poco de pimienta rosa molida (opcional)
Lavamos y cortamos en cuartos las fresas.
Les añadimos un chorro generoso de vinagre de jerez y el azúcar o edulcorante, por ejemplo, eritritol.
Cuanto menos azúcar mejor, intenta usarlo de manera ocasional.
Dejamos que maceren durante al menos 3 horas.
Ponemos a escurrir en un colador dos yogures hasta deshacernos de todo el suero, de esta manera ganará consistencia y cremosidad.
Le añadimos media cucharita de esencia de vainilla y batimos suavemente.
Colocamos una base de yogur; encima, las fresas maceradas con el jugo que han soltado al macerar y acabamos con una pizca de pimienta rosa molida.
Sólo viéndolas en las bandejas de la frutería ya apetecen, por su jugosidad, por su sabor dulce, por su color... las fresas apetecen siempre, pero en este momento de temporada están buenísimas de sabor y comerlas solas, sin acompañamiento, ya es un placer.
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Como cualquier fruta, su aporte calórico es muy bajo (35kcal por 100g), y tienen gran cantidad de agua. Mucha gente las rechaza porque su dulzor confunde con una posible incompatibilidad con una dieta de adelgazamiento o saludable, pero no hay que temer su consumo, se pueden comer sin miedo como cualquier otro alimento de su mismo grupo.
Quizá te sorprenda saber que aporta más vitamina C que la naranja, por lo que tiene propiedades antioxidantes y puede sustituir a los cítricos en esta época si queremos un extra de esta vitamina. Si acompañamos platos como unas legumbres de una ensalada con fresas o de postre, ayudarán a absorber mejor el hierro presente en la legumbre.
Es una fruta con un gran aporte de diferentes minerales (magnesio, calcio, fósforo, potasio o silicio), por lo que se puede usar para mejorar tratamientos de desmineralización o recuperación de estos,, por ejemplo en el deporte.
También contiene gran cantidad de vitaminas, como el ácido fólico o vitaminas del grupo B, que intervienen en los impulsos nerviosos y además regulan el metabolismo de los azúcares.
Se trata de una excelente fruta, que hidrata, que ayuda a combatir el estreñimiento, que sacia... y además es fácil de transportar y de comer sin manipular, por lo que es un magnífico tentempié para llevar al trabajo, al colegio o la piscina. Es muy bien aceptada por los niños y desde muy pequeños (a partir de los 6 meses) las pueden consumir.
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Además de solas, se pueden incluir en innumerables recetas, como en ensaladas, como entrante, combinadas con frutos secos, con yogur o queso, en batidos, compota, helados..., así que hay muchas más opciones más allá de las clásicas (y también riquísimas) fresas con nata.
Existen contraindicaciones en su consumo y es que son fuente de oxalatos, por tanto, se desaconseja tomarlas en caso de padecer litiasis renal, y de que los cálculos estén causados por oxalato cálcico.
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