Dieta intermitente, definitivamente sí

Vaya por delante que en esto del ayuno intermitente, como en todo, los especialistas a los que Jantour recurre para este espacio apuestan siempre por el sentido común y la mesura como las directrices que deben guiar nuestra alimentación. La palabra dieta, tan sobada y manoseada la pobre, no es sinónimo de régimen, que salvo que venga por prescripción facultativa, ése sí es un término que deberíamos suprimir del 'disco duro'. La dieta es sólo una forma de comer. Puede ser fantástica, como la mediterránea, o una basura. Como otras...

El ayuno intermitente también tiene cabida dentro de un estilo de alimentación sano, siempre –eso sí– con supervisión profesional, que con las cosas de comer no se juega. «Hay cantidad de informes que dicen lo contrario de lo que se exponía en este último», afirma el médico nutricionista Javier Aranceta, presidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco. «Lo que parece meridianamente claro es que lo único que garantiza un envejecimiento saludable es la restricción calórica combinada con ejercicio». Un artículo publicado en 'Nature' y presentado 'Nutrición 2024', el congreso anual de la Sociedad Americana de Nutrición celebrado esta semana, apunta en esta misma dirección.

El trabajo expone que existen varios tipos de ayuno intermitente, que se dividen principalmente en dos. Uno de ellos recibe el nombre de alimentación en días alternos y consiste en alternar los días en que se ingiere una cantidad muy pequeña de calorías con los que se puede comer lo que uno quiere. El más habitual consiste en centrar la ingesta diaria en un espacio de tiempo que va de cuatro a diez horas y no tomar nada (o sólo agua) el resto del día. «A pesar de los mitos populares, las dos fórmulas son seguras», afirman los autores del trabajo, que llegan a cuatro grandes conclusiones.

1. El ayuno intermitente no conduce a una mala alimentación. La investigación revisada demuestra que la ingesta de azúcar, grasas, fibra, sodio y cafeína no cambia durante el ayuno.

2. No causa trastornos alimentarios. Ningún ensayo sobre la materia ha visto jamás que sus participantes hayan desarrollado uno, aunque también es cierto que las investigaciones los rechazan a todos. Los investigadores dicen que las personas con antecedentes de trastorno alimentario deberían evitar este tipo de dietas. A los pediatras les instan a vigilar de cerca a los adolescentes obesos. Si comienzan a ayunar tienen un alto riesgo de desarrollar un trastorno.

3. No provoca pérdida excesiva de masa muscular magra. De hecho se pierde en igual medida que con cualquier otra dieta. En ambos casos, puede contrarrestarse con entrenamiento de resistencia y un aumento en la ingesta de proteínas.

4. No afecta a las hormonas sexuales. Multitud de estudios (muchos en busca de titulares más que otra cosa) han expresado su preocupación por el impacto del ayuno intermitente sobre la fertilidad, el deseo, los niveles de estrógenos, testosterona y otras hormonas. Los científicos aseguran que no hay nada de eso .

Sean felices. Ayunen con cabeza.