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Dámaso Navajas reconoce haber sufrido mucho para poder sacar adelante su restaurante en Préjano, una pequeña localidad en el valle del Cidacos, «donde acaba la carretera, no es que pase por aquí, es que hay que venir aquí», reconoce, y recuerda que ha sido ... un compañero de profesión –y amigo–, Francis Paniego, quien las dos últimas veces que pensó en dejarlo, le hizo cambiar de idea: «Me dijo que qué coño iba a hacer... y ahí sigo».
La llamada de la Guía Repsol para otorgarle un Sol le sorprendió porque «nosotros no hemos estado nunca en las guías más populares» y porque es muy difícil que alguien se fije en restaurantes de localidades tan pequeñas, por eso él reconoce el mérito de Ignacio Echapresto, aunque admite «he de decir que en los últimos tiempos, Repsol se está fijando en ese tipo de locales, los pequeños, los que están alejados de los grandes circuitos...».
De hecho, Dámaso Navajas reconoce que como había vivido alejado de las grandes guías no había reparado mucho en las diferencias entre la Michelin y la Repsol: «Yo creo que la Repsol es más complaciente, se fija más en la cocina ancestral, en la de aquellos que hemos vuelto a los pueblos para recuperar las recetas de las abuelas».
Y es que Dámaso define su cocina de forma tan sencilla como sus elaboraciones. «Hacemos una cocina rica... sin apelativos, sin estridencias. Una cocina para nosotros, no hacemos una cocina pensando en nadie especial» y para ello utiliza unos ingredientes de su entorno. «Pero no lo hago por literatura, ni por aquello de poder decir que es nuestro producto, simplemente lo hago porque es lo mejor. Uno de nuestros platos más reconocidos son los caracoles. Para que me voy a ir a buscar unos caracoles a no sé dónde si los de Rincón de Soto son los mejores, o por ejemplo, ahora estos días hemos probado las alcachofas de la zona de Levante, que son muy buenas, pero como las nuestras, no hay ninguna. Yo trato de trabajar con el mejor producto y eso me lleva, casi siempre, a consumir el producto riojano. Por eso digo que yo no lo hago por hacer literatura de ello».
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El Sol Repsol que en la noche del lunes Dámaso Navajas recogió en Alicante le ha dado un plus de motivación a este cocinero que ya no sólo no piensa en cerrar sino que se plantea hacer caso a su jefe de cocina –que le acompañó a la ciudad mediterránea a recoger la distinción– «en el viaje de regreso me dijo 'ahora hay que ir a por el segundo Sol'». y aunque nunca se había planteado ni el primero, ahora reconoce estar muy ilusionado y que se ha visto sorprendido por la repercusión que ha tenido. «Ha sido impresionante».
Pero con lo que no sueña es con una Estrella Michelin porque eso sería renunciar a la esencia de su cocina: «La Guía Michelin pide otras cosas. Tendria que servir mis pochas con calabaza en un plato muy 'cuqui', que lo tenemos..., pero nosotros no somos así» y vuelve a sus loados caracoles para explicar la imposibilidad de alcanzar ese firmamento: «¿Qué voy a hacer yo con los caracoles? Los tendría que servir sueltos sobre la cebolla o no sé cómo, pero no sería lo mismo. Los caracoles tienen que ir con su salsa para que la gente unte el pan. Si no, no serían mis caracoles», reconoce Dámaso.
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