Un sueño hecho asador

«Unas personas que me conocían se pusieron en contacto conmigo y me ofrecieron hacerme cargo del restaurante. Lo hablé con mi mujer –Silvia– y asumimos ese riesgo y parece que todo está saliendo bien», afirma Paul, mientras su mujer recuerda aún con cierto susto: «Aquí metimos todo el dinero que teníamos ahorrado».

Los inicios no fueron fáciles. Fue necesario una inversión, los gastos eran grandes y el local había estado cerrado algún tiempo, por lo que había volver a darlo a conocer y ganarse una buena reputación, algo que han conseguido en apenas nueve meses, a tenor del trajín de personas y la ocupación del salón en el momento del reportaje, aunque Paul aún recuerda los primeros días en los que apenas entraba nadie.

El local se encuentra en el casco urbano de Alcanadre y se ha convertido en una referencia, no sólo en el pueblo, sino en toda la zona. Dispone de una barra, y de dos salones –la madera que los decora les da calidez y los hace más acogedores– que se abren al jardín exterior a través de una amplia cristalera. Si la ocasión lo requiere, los dos salones se pueden unir para disponer de un único espacio para celebraciones que alberguen hasta un centenar de personas.

En el exterior se puede disfrutar tanto de los servicios de bar como también de comidas más informales (bocadillos, raciones...), el césped natural y los olivos enmarcan un espacio que cobra mayor relevancia a la hora del vermú y en las tarde-noches estivales cuando la hierba y los árboles hacen más benévolas las altas temperaturas.

Paul se encarga de la cocina y Silvia es la que, principalmente, gobierna la sala, y ya tienen siete compañeros más formando el equipo de Las brasas de Baco. Como la formación del cocinero es fruto de su paso por diferentes locales, a pesar de su origen rumano, la cocina que ofrecen en Alcanadre es totalmente local. Como indica el nombre del establecimiento, las brasas constituyen un elemento indispensable en su oferta gastronómica. Las carnes y pescados son las especialidades de la casa, aunque la oferta va mucho más allá del asador.

La oferta va cambiando según la época del año y lo que ofrece el mercado. En invierno son habituales los platos de cuchara que proporcionan las calorías necesarias para combatir el frío, mientras que ahora en verano aparecen los platos más frescos. Pero siempre son platos locales, tanto es así que no es raro encontrar en su oferta –cuando es posible conseguirlo entre los proveedores– uno de los platos más típicos de la gastronomía riojabajeña y que es cada vez menos habitual en las mesas: el patorrillo.

Los postres son caseros y disponen de una notable referencia de vinos, con presencia tanto de etiquetas de Alcanadre como del resto de la Denominación de Origen.

Las brasas de Baco ofrece servicios de comida y cena de martes a domingo (el lunes cierra por descanso semanal). A mediodía, el comensal dispone de un menú de 15 euros y la carta; por la noche, la única opción es la amplia carta del restaurante.

Además, los fines de semana, se mantiene la carta y se elabora un menú especial para esos días cuyo precio asciende a 25 euros.

Las brasas de Baco ofrece también 'soporte' gastronómico a la casa rural aledaña –una de las que dispone el pueblo– y que encuentra en el restaurante vecino un aliado.