

Secciones
Servicios
Destacamos
En pleno Barrio de la Estación de Haro, o lo que es lo mismo, el kilómetro 0 del Rioja, emerge un coqueto caserón de finales ... del siglo XIX que desde 1886 alberga la séptima bodega más antigua de la Denominación: Gómez Cruzado.
En los dos kilómetros cuadrados del Barrio de la Estación, el lugar del mundo con mayor concentración de bodegas centenarias, se encuentra esta pequeña bodega. La producción de Gómez Cruzado es reducida (300.000 botellas anuales) que corresponden a nueve referencias, aunque tres de ellas no se elaboran todos los años, sino que dependen de que la calidad de la uva recogida permita pensar en grandes vinos de guarda.
La bodega se encuentra actualmente en plena fase de ampliación, el objetivo no será elevar esas cifras, pero sí poder cuidar mejor los vinos especiales de la bodega, para lo cual el nuevo edificio –que se finalizará en un año, aproximadamente– acogerá 20 nuevos depósitos de 8.000 litros de capacidad, para poder separar las uvas según su parcela de procedencia.
Los propietarios que adquirieron la bodega hace dos décadas no tienen entre sus prioridades incrementar la producción, sino ofrecer unos vinos como los que ahora elaboran que conjugan la tradición de la DOCa con la modernidad de los gustos del siglo XIX, pero sin llegar a poder calificarlos de vinos modernos. Se trata de una redefinición de sus clásicos, para ofrecer algo diferente.
Esa diferenciación es la que tratan de imprimir también a sus visitas en las que ofrecen experiencias inmersivas que empiezan por poner en contexto la bodega, su historia y el entorno que la rodea (la DOCa), en un barrio donde se encuentran la mayor parte de las etiquetas más insignes del Rioja.
Al hablar de vinos, en las visitas a Gómez Cruzado no se remontan al pasado sino que se circunscriben a las dos últimas décadas porque «es el vino que hemos hecho nosotros, el que sabemos cómo está hecho. Desconocemos, porque no existen datos fiables, de qué se hacía antes, por eso no queremos inventarnos nada ni contar una historia que puede no ser cierta», explican ahora, aunque la historia y el valor de Gómez Cruzado queda impregnado en las paredes del singular edificio de piedra que alberga las instalaciones. En la sala de barricas, por ejemplo, se resume buena parte de esa historia, porque en un mismo espacio convive el pasado con los lagos de cemento de los años 80; las barricas de madera que son pasado, presente y futuro; y los huevos de hormigón que simbolizan los nuevos tiempos que van llegando al vino.
Visita y cata
Incluye: Visita Guiada a la bodega y Cata en la sala de barricas de cuatro vinos de la familia central de Gómez Cruzado y la Selección Terroir con aperitivo y aceite de oliva DOP Aceite de La Rioja
Duración: 90 minutos
Precio: 29 euros
Visita premium
Incluye: Visita y cata privada en el entorno reservado de la sala de catas. Degustación de los vinos más exclusivos de la bodega: Gómez Cruzado Blanco, Reserva, Honorable y los vinos de la Selección Terroir Pancrudo, Cerro Las Cuevas y Montes Obarenes. La cata se acompaña de jamón Ibérico, queso y aceite de oliva DOP Aceite de La Rioja.
Precio: 70 euros
Cata Flight
Incluye: Pequeña degustación de 5 vinos de la familia central de Gómez Cruzado y la Selección Terroir.
Precio: 20 euros
Cata Terroir
Incluye: Cata de 3 vinos. «Un viaje a través de la diversidad de Rioja en una gama de vinos de pueblo de edición limitada, con la inquietud de mostrar la expresión de terruños con características realmente únicas y singulares».
Precio: 15 euros
Por los pasillos de la sala se mueven siempre grupos reducidos (con un máximo de 12 personas) «para evitar que entre la marca y el visitante haya distancia. Nosotros buscamos la cercanía», advierten.
Siempre las visitas acaban en torno a una mesa, en la propia sala de barricas, donde se realiza la cata de algunos de los vinos de la casa.
El enoturismo en Gómez Cruzado ya ha recuperado los niveles previos a la pandemia, aunque porcentualmente se ha disparado el número de visitantes extranjeros, «Son mayoría clara en las visitas de lunes a viernes», explican desde el departamento de enoturismo, que distingue entre el perfil de visitante que acude entre semana y el fin de semana.
«El público que nos visita entre semana es normalmente extranjero y bastante entendido, que sabe a dónde viene y qué va a encontrar», explican, «el del fin de semana es un público de cercanía, mucho más familiar. Mientras que los primeros son realmente enoturistas, los de fin de semana son simplemente turistas», señala.
t
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.