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La Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) nació a finales del siglo XIX en Haro y se benefició del rápido desarrollo que alcanzó el negocio del vino en la localidad riojalteña.
Las plagas de filoxera y oídio que asolaron Francia e hicieron necesario comprar ... vino riojano, y la estación de ferrocarril jarrera que facilitó el comercio vinícola al enlazar con Bilbao –y a través de su puerto con mercados de todo el mundo– contribuyó a uno de los momentos económicos más dulces de la historia del municipio. El volumen de sus transacciones económicas era tal que hasta el Banco de España abrió sucursal en el pueblo riojano, algo que no era frecuente en las localidades que no eran capitales de provincia; como tampoco lo era la electrificación de la iluminación de sus calles, y que ocurrió en Haro mucho antes que en la mayoría de localidades del país.
Visita CVNE
Incluye: Un recorrido completo guiado por la bodega y un aperitivo con la degustación de tres vinos (Monopole, Asúa Crianza y Asúa Reserva)
Duración: 90 minutos
Precio: 25 euros
Visita CVNE Imperial
Incluye: Recorrido guiado por la parte más antigua de la bodega donde aún hoy se produce el icónico vino Imperial, que concluye con la degustación de unos aperitivos que resaltan los tres vinos que se catan: Imperial Reserva, Imperial Gran Reserva y Cune Blanco Reserva
Duración: 120 minutos
Precio: 40 euros
Visitas gastronómicas
Opciones: Existe la posibilidad de acompañar la visita con una experiencia gastronómica con un menú moderno (diseñado por el chef Miguel Caño) o más clásico servido en bodega por el restaurante Los Caños.
En estas circunstancias, los hermanos Eusebio y Raimundo Real de Asúa pusieron el germen de un grupo vinícola que creció a partir de la inauguración de bodegas CVNE (en 1879) y que ha ido extendiéndose también a otras zonas vinícolas del país y de las que forman parte las bodegas CVNE, Imperial, Viña Real y Viñedos del Contino en Rioja, Roger Goulart en Penedés, Bela en Ribera del Duero, Virgen del Galir en Valdeorras y La Val en Rías Baixas.
Los hermanos Real de Asúa, que también eran propietarios de una naviera, encarnan a los prósperos empresarios que llegaron a Haro en la época y que aprovechando sus otros negocios de transporte marítimo en 1886, ya llevaban el vino de CVNE a Puerto Rico, México y Estados Unidos.
Además, no se limitaron a la elaboración de los tradicionales tintos, sino que también probaron fortuna con vinos espumosos e incluso cognac, experiencias ahora ya abandonadas.
Tras los fundadores, fue Sofía –apodada Bela, por su belleza– hija de Eusebio, quien asumió parte del gobierno de la bodega y es de ella de quien desciende la quinta generación familiar que ahora dirige la bodega y que encarna Víctor Urrutia.
Una visita a CVNE lleva a recorrer en pocos metros muchos años de una historia que ha puesto al servicio del vino mucho mimo y cuidado, y también muchos recursos que el enoturista ve pasar por delante de sus ojos en un bonito y variado recorrido por la instalación.
CVNE fue pionera entre las bodegas riojanas en vinificar por gravedad, como también lo fueron sus propietarios –mucho más recientemente– en hacerse con una mesa de selección óptica para cuidar cada grano que entra actualmente en la bodega.
Los Real de Asúa incluso se hicieron con una pasteurizadora que ahora luce en el patio central de una bodega que ha aprovechado los antiguos despachos de billetes del tren que circulaba junto a la instalación para convertirlos en dependencias propias.
Todos esos esfuerzos dieron como uno de sus más brillantes resultados el vino Imperial Gran Reserva de 2004 que fue señalado en el año 2013 como el mejor vino del mundo.
Cada año, desde no hace mucho, la cosecha de Imperial –uno de los vinos más reconocidos de la compañía y todo un emblema de la casa– hace un recorrido diferenciado, que le hace reposar primero en barricas siempre nuevas (francesas y americanas) que descansan en uno de los espacios icónicos de la bodega jarrera: la nave Eiffel.
Los responsables de la bodega contactaron con el estudio del Aleixandre Gustave Eiffel, al que probablemente conocieron cuando el vino de CVNE se sirvió en la Exposición Universal de París (para la que Eiffel diseñó la emblemática torre de la capital gala), para que diseñara una nave que aprovechara al máximo el espacio disponible y facilitara el trabajo con las barricas.
El arquitecto francés diseñó una gran nave completamente diáfana en la que evitó la presencia de las columnas sustituyéndolas por unos tirantes metálicos que de lado a lado de la nave tensionan la estructura sujetándola y haciendo innecesario puntos de apoyo más allá de las paredes.
La nave Eiffel (ahora uno de los espacios más atractivos del recorrido) acoge las barricas que albergan el elegante vino Imperial que posteriormente, ya embotellado, pasará –diferenciado entre reserva y gran reserva– y junto al CVNE reserva, al botellero premium de la bodega.
En la historia de la Compañía Vinícola del Norte de España también supuso un hito importante el nacimiento de Monopole, el primer blanco de España etiquetado y registrado, que todavía sigue vigente y con una exitosa vida.
Nació en 1915, cuando eran los vinos blancos del centro de Europa los que marcaban la tendencia tanto en el Viejo Continente como en los principales mercados de América. Es por ello que Monopole (que hace referencia a monopolio) se ha embotellado desde entonces en botellas tipo Riesling, uno de los vinos que se elaboran con esa variedad de uva, propia de las riberas del Rhin.
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