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REDACCIÓN
Sábado, 22 de octubre 2022, 02:00
El restaurante Catonia ha vivido unos cambios más que importantes desde que Oliver se hizo cargo del restaurante familiar. Durante más de medio siglo, sus padres habían tenido una fonda en la localidad de Autol que había ido evolucionando hasta un local que preparaba bodas 'a domicilio'. Ellos acudían al lugar de celebración con sus ollas, sus mesas... y llegaron incluso a celebrar bodas así en Zaragoza.
Pero ya en el año 1994, se establecieron en el restaurante Verona y fue en 2020 cuando el negocio experimenta el último cambio, que casi supuso una revolución. La antigua cafetería Verona pasa a denominarse restaurante-cafetería Catonia, y el nombre de Verona se reserva para el salón de celebraciones que se encuentra anejo a Catonia.
El restaurante cuenta con un comedor y una acogedora terraza exterior, con una parte cubierta por un porche. El local, poco tiene que ver ahora con el de antaño y la gastronomía de la que se puede disfrutar en él, tampoco.
Oliver explica que ahora aunque mantiene el espíritu tradicional de la comida riojana, se ha mejorado la presentación para cuidar no sólo el sabor y la calidad sino también la presencia y el aspecto, que ahora tiene una apariencia mucho más delicada. Para ello, incluso se desterró la anterior vajilla para pasar a utilizar una más acorde a los nuevos tiempos y que facilite un emplatado más vistoso.
Además, las propuestas también suponen una evolución de la cocina tradicional riojana. Así las pochas se combinan con shitake o las verduras se sirven a la plancha, previo paso por el horno para su sellado.
En el Catonia, Oliver ofrece un menú que cambia cada mes para aprovechar la calidad del producto de temporada. Entre semana el precio es de 12 euros, y durante el fin de semana, con productos más selectos, eleva su precio a 18.
El salón Verona se reserva para las grandes celebraciones o las comidas y cenas de grandes grupos. Y ahí también se nota que se han ido modernizando las propuestas, también empujado por las modas. «Antes en las bodas los cócteles eran muy básicos porque después venía un menú de seis platos muy potentes, ahora es diferente porque se sirve una amplia variedad de canapés fríos y calientes aprovechando las posibilidades de nuestra terraza, antes de llegar a la mesa», explica Oliver.
En los banquetes de celebración, el Verona siempre ha tenido fama por sus mariscos y por ello trabajan en mantenerla. Las almejas a la marinera son el plato estrella del local, pero pocos son los contrayentes que renuncian al bogavante, las gambas, etc, pero lo que luego es siempre un fijo en cualquier menú es el cordero. «Ése no puede faltar nunca en una celebración».
Para los postres de sus establecimientos, Oliver cuenta con la pastelería local Estela y los helados artesanos.
Para las Jornadas, Oliver ha elaborado un menú que servirá durante cinco días por 30 euros, que consiste en cuatro platos al centro (crema de portobello y crujiente de cebolla con AOVE; bastones de erygii y berenjena; ensalada templada de enokis y risotto de shitakes con avellanas y queso Grana Padano), luego llega un segundo a elegir entre carrillera de cerdo al Marqués de Reinosa con pleurotus, escalope de cochinillo salteado con hongos, milhojas de merluza con láminas de champiñón o chipirones rellenos de cabracho y txangurro. El postre es un champ-boom de pastelería Estela.
El menú de las Jornadas del Champiñón y la Seta se completa con tinto crianza de bodegas Marqués de Reinosa, agua, café o infusión.
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