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Cócteles y combinados se han convertido, ya desde hace tiempo, en la ineludible fórmula para despedir muchas 'sesiones' gastronómicas. El olor añejo a Farias junto a los aromas del 'Veterano', 'Soberano' o anís 'El Mono' han dejado paso a bebidas más sofisticadas.
El Gin Tonic y el Ron Cola (no hace mucho denominado cubalibre) son la opción más buscada y demandada, y aunque hay muchas variantes –en algunas de ellas, la copa parece más una frutería que una bebida líquida– los locales que se han especializado en ellos cada vez adquieren más relevancia.
Gin tonic Ginebra, tónica y, opcionalmente, una gotas de limón recién exprimido, varios cubitos de hielo.
Cubata Ron y Coca Cola, en ocasiones, también se denomina al que mezcla al refresco de cola con whisky. Se sirve con cubos de hielo.
Margarita Tequila, triple seco (licor hecho a partir de la destilación de las cáscaras de naranja) y zumo de lima o limón.
Mojito Ron moreno, azúcar, menta, lima, soda (o en su defecto, gaseosa) y hielo bastante picado.
Piña colada Zumo de piña, leche (o licor) de coco, ron y hielo picado.
Bloody Mary Vodka, zumo de tomate, zumo de limón, tabasco, salsa Worcestershire, sal, pimienta y hielo.
Sex on the beach Vodka, licor de melocotón, zumo de naranza y zumo de arándanos.
Daiquiri Ron blanco, zumo de lima y azúcar.
Dry Martini Vodka blanco, vermouth banco seco y una aceituna.
Caipirinha Cachaça, zumo de lima, azúcar y hielo picado.
Gin Fizz Ginebra, zumo de limón, azúcar y soda.
Cosmopolitan Vodka, Cointreau, zumo de lima y arándanos.
San Francisco Cóctel sin alcohol. Zumo de limón, zumo de piña, zumo de naranja, granadina y varios cubitos de hielo.
La madrileña Coctelería Chicote en Madrid –ahora convertida en museo– se labró una larga historia en la capital que ahora, pese a su decadencia, trata de salvaguardar. En Logroño, los últimos grandes referentes de la coctelería ha sido la familia Zapata, primero los hermanos Perico y Basilio en el Monterrey, y posteriormente Basilio y su sobrino Basi, tras la barra del Museum. Estos marcaron tendencia en Logroño –y por ende, en la comunidad– al servir siempre los combinados más comunes (gintonic, ron o whisky con cola, o vodka con naranja) en una copa previamente enfriada y con mucho hielo, costumbre adoptada ya por muchos otros locales de la capital.
Antes de la llegada de los 'cubatas' o gintonic, existieron otros combinados menos glamourosos. El 'sol y sombra' combinaba el brandy o cognac con el anis dulce. En algunas localidades era habitual que, en los meses más fríos, los trabajadores del campo optaran por 'calentar el cuerpo' con un 'sol y sombra' antes de comenar a laborar. El Carajillo (café, normalmente con cognac, brandy o ron) era otra opción de la época.
Los combinados también tuvieron su momento de esplendor entre los más jóvenes bebedores de la capital. Prácticamente todos los bares de la calle Mayor (a finales de los 90 y principios de los 2000 convertida en zona de 'copas') tenían como especialidad un combinado diferente que servían en vaso pequeño: Semen de mono, Cucaracha, Cerebrito... nombres tan soprendentes como los diferentes tipos de alcoholes que escondían bajo una apariencia casi inofensiva.
Pero a lo largo de la historia, el gin tonic y el ron (o whisky) con cola se han convertido en los grandes referentes de la coctelería, a los que después se les han unido otras especialidades más elaboradas y, con frecuencia, importadas del otro lado del océano como el mójito (ahora ya también un clásico), el San Francisco o el Dry Martini que popularizó James Bond, en cuyas películas en inglés lo toma: «Agitado, no mezclado», pero que en el doblaje español se tradujo como lo contrario «mezclado, no agitado».
El origen del gintonic, el más habitual de los combinados, tiene un origen médico, de hecho, a Winston Churchil se le atribuye la frase: «El gin tonic ha salvado más vidas y cabezas inglesas que todos los médicos del Imperio».
La justificación a esa sorprendente afirmación hay que encontrarla en los siglos XVIII y XIX cuando Gran Bretaña cimentaba su esplendor económico en la explotación de sus colonias, especialmente, en las Indias Orientales. En esa zona, los británicos no solo tuvieron que luchar contra los ejércitos locales sino también contra enfermedades de la zona y para ellos desconocidas. Una de ellas fue la malaria.
Para combatir esta enfermedad utilizaban corteza en polvo de quinina que disolvían en agua y que para compensar parcialmente el amargor de la corteza arbórea, añadían también azúcar. Ese es el origen del 'Indian Tonic Water' que todavía puede leerse en el etiquetado de lo que, hoy en día, conocemos exclusivamente como tónica.
Pero, el soldado británico que se encontraba en las Indias Orientales alejado de su familia y su hogar no sólo necesitaba agua con azúcar para poder luchar contra un enemigo que estaba defendiendo su propio territorio y su casa. Ya se sabía que el alcohol ofrecía un plus de valor, y por ello, se decidió meclar la bebida que servía para combatir la malaria con el alcohol barato que consumían los británicos: la ginebra, que había llegado a las islas procedente de Holanda, de la mano de Guillermo de Orange.
Esa mezcla cumplía el objetivo terapéutico, tanto el azúcar como la ginebra neutralizaban parcialmente el amargor de la quinina y además, la graduación alcohólica desinhibía a los que la tomaban y les daba los animos suficientes para acudir al frente en defensa de los intereses de su lejano país.
Ahora, obviada la lucha contra la malaria, el gin tonic mantiene su vigencia convertido en una bebida con múltiples variantes, según la variedad de ginebra o los diferentes tipos de tónicas que puede combinar.
Cuenta la historia, quizá apócrifa, que el 'cubata' que ha sucedido en el vocabulario –casi siempre nocturno– a 'cubalibre' nació en el año 1898 en la isla caribeña.
Según se cuenta, las tropas estadounidenses celebraban la victoria sobre el decadente ejército español brindando reiteradamente con el ron típico de la isla (un ron moreno y más dulce que la variante 'blanca').
El general Russell de las tropas norteamericanas añadió a su vaso de ron un poco de zumo de limón y también un poco de refresco de cola que en ese momento comenzaba a triunfar en los Estados Unidos. El militar americano levantó su vaso y brindó por la Cuba Libre que acababan de conseguir. Desde ese momento, el ron con cola se ha convertido en el combinado más solicitado en las barras de todo el mundo.
En La Rioja, hubo un tiempo en el que a la mezcla del vino con la Coca Cola o cualquier otro refresco de cola se le denominó Riojalibre como alternativa etimológica al kalimotxo vasco que es la denominación que ha triunfado, aunque con grafía castellana.
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