Parrilleros

Cocina sobre las brasas

Gobiernan el fuego para convertirlo en su aliado. Practican la cocina más sincera: la fuente de calor y el producto. Sin disfraces, sin trucos. Los parrilleros son una especie cada vez menos numerosa, que en La Rioja se ponen –principalmente– al servicio de los carnívoros

César Álvarez

Logroño

Sábado, 20 de enero 2024, 13:02

El literato Julio Camba escribió en 1929 en La Casa de Lúculo: «El asado a la parrilla es la más venerable de las preparaciones culinarias; pero, vieja, como el hombre, todavía hoy son muy pocos los que la saben hacer y, absolutamente simple en teoría, ... casi nadie domina sus complejidades prácticas. No hay en toda la cocina universal una cosa tan antigua ni tan moderna, tan fácil ni tan difícil, tan sencilla ni tan complicada, tan conocida y tan sorprendente».

Publicidad

Casi un siglo después, las cosas han cambiado y por lo menos en La Rioja, donde existe una gran devoción por la cocina a la brasa (sobre el fuego de los sarmientos se elaboran las icónicas chuletillas), se puede disfrutar de la cocina al fuego bravo o a la brasa. Aunque no son muchos los asadores a la parrilla que quedan en la región, algunos han conseguido una notoriedad que traspasa incluso los límites geográficos regionales.

Es el caso de la destreza de Tomás Fernández al mando de la parrilla del Alameda, en Fuenmayor. Llegó a las brasas casi por casualidad porque él era un hombre de campo («yo donde era bueno era con el tractor, de asar no tenía ni idea», bromea con humildad). Al contraer matrimonio con Esther Álvarez, de estirpe hostelera, decidió abrir un restaurante.

Tomás no estaba destinado a gobernar la parrilla, pero después de haber formado en Guetaria a uno de sus empleados irundarra, cuando éste concluyó el servicio militar decidió cambiar de aires y 'condenó' al jefe a ponerse al frente de las brasas. Hoy en día, ha conseguido que el establecimiento de Fuenmayor sea tan reputado por los guisos de Esther como sus dotes con la carne o el pescado sobre la parrilla. La clave, para triunfar en la brasa, es «tener producto de primera calidad», explican los propietarios del Alameda.

Publicidad

A la izquierda, Pedro Lasa (Mesón Egüés, en Logroño). A la derecha, Álvaro Díez (Casa Armendáriz, en Viana). F. DÍAZ

También las circunstancias llevaron a Pedro Lasa a tener que ponerse al fuego en el Mesón Egüés. El fallecimiento repentino de su padre –Fermín–, uno de los parrilleros de referencia en La Rioja, le obligó a poner en práctica todo lo que había visto a hacer a su padre. «Él se había formado con Julián de Tolosa, pero yo lo aprendí todo de él», afirma Pedro, reconociendo –no obstante– que la formación del parrillero llega casi siempre de la práctica. Las escuelas de hostelería no prestan tanta atención a este 'arte' que en La Rioja practican muy mayoritariamente con la carne: «Es lo que pide casi todo el mundo. Son pocos los que piden pescado. Por cada 10 chuletas, aso uno de dos pescados», apunta Lasa.

Igual ocurre en Casa Armendáriz, en Viana, donde antes ocupaba el puesto de parrillero Óscar Palacios y ahora lo hace Álvaro Díez.

Óscar estuvo en la sidrería vianesa varios años (y también en La Moncloa y en el Villa Cañas, ambos en Villamediana), hasta que decidió emprender su carrera en solitario en el Asador Palacios de Albelda de Iregua.

Publicidad

En La Rioja, las brasas sirven, mayoritariamente, para asar carnes de cerdo, cordero y vaca

El también reconoce que el 85% de lo que pasa por su parrilla es carne, «que es más fácil de asar que el pescado, con el que hay que tener cuidado porque enseguida se filtra la grasa y se queda seco».

Álvaro Díez tomó el relevo de la parrilla de Casa Armendáriz cuando Óscar Palacios se fue, y desde entonces carnes y pescados a la brasa pasan por sus manos. «El 90% es carne de cerdo, vaca, cordero... el año pasado, yo asé 7.000 kilos de chuletones, aunque ahora también se consume presa, pluma, lagarto...», pero siempre hay quien opta por el pescado y en Viana se salen un poco de la norma: «Asamos los típicos, pero también raya o esturión».

Publicidad

Además, todas las semanas invariablemente, también en la parrilla del restaurante, asan sus propios pimientos con los que acompañarán sus platos.

Óscar cambió Casa Armendáriz por su propio local en Albelda. F. D.

Una tradición muy norteña

La tradición parrillera está especialmente arraigada en el norte del país. No en vano, hay quien reduce la gastronomía patria a una frase: «En el norte se asa, en el centro, se cuece y en el sur, se fríe».

En el País Vasco, la tradición de los asadores y sidrerías está muy arraigadas y además, han surgido locales como Elkano en Guetaria que se han convertido en referentes de la cocina a la brasa. No obstante, el buen hacer de Aitor Arregui en Elkano todavía no ha conseguido eclipsar al mítico Julián de Tolosa, considerado como el padre de los parrilleros.

Actualmente, el mayor y más ilustre exponente de esta cocina es Bittor Arginzoniz, de Asador Etxebarri en Atxondo (Vizcaya). Está considerado el mejor parrillero del mundo y ha llevado a su restaurante a ser colocado en algunas listas entre los mejores del globo en comida a la brasa, aunque la Guía Michelin sólo le ha otorgado una Estrella.

En La Rioja, además de Alameda, Egüés, Palacios o Casa Armendariz (Viana) se puede disfrutar de la brasa en El Rincón del Vino, El Rincón de Julio, El Portalón o, entre otros, El Charro de San Agustín, heredero de esas brasas de sarmiento que humearon durante años en la esquina de Lauren con Albornoz para ofrecer chuletillas todos los días.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad