La cocina de siempre, con su singularidad

El restaurante Cantinflas 2 es uno de los referentes gastronómicos en el valle del Alto Najerilla. Este establecimiento de Badarán cuenta con el aval de la historia –que se refleja en su oferta culinaria– como una de sus mayores valores actuales.

Nacido en 1948, el Cantinflas dio sus primeros pasos en un local más pequeño, junto a la carnicería Joaquina –también regentada por la familia–, de la mano de Pablo y Elena, abuelos de la generación que ahora regenta el Cantinflas 2.

El parecido de Pablo con el actor mexicano Mario Moreno hizo que fuera conocido en el pueblo como Cantinflas y de ahí que en Badarán surgiera un restaurante con el nombre del cómico centroamericano.

Los cuatro hijos –la segunda generación– siguieron los pasos de los progenitores y se dedicaron a la hostelería, ampliando incluso sus redes hasta el monasterio de Valvanera, cuyo bar y restaurante gestionaron hasta el año 1992.

Paco y Carlos siguieron con el local desde finales de los años 80, y cuando se diseña la carretera que cruza la localidad, el bar añadió a su oferta la posibilidad de comer. Y precisamente es el servicio de comidas lo que, con el tiempo, ha convertido al establecimiento en un referente.

La oferta culinaria de aquellos primeros años es casi la misma que ha llegado a nuestros días, de ahí su éxito. Si en aquel momento, en el año 1993 cuando se abre el Cantinflas 2 como segundo establecimiento de la familia –del que se hacen cargo Carlos y Carmen–, lo que primaba era la casquería y el resto de los platos que se hacían habitualmente en los fogones domésticos, ahora treinta años después (el Cantinflas 2 celebrará en julio su trigésimo aniversario, y 75 del nacimiento del primer Cantinflas) la carta mantiene el mismo espíritu con cocidos y guisos, o como dice Javier, uno de los dos hermanos (el otro es Carlos) que encarnan la tercera generación familiar al frente del restaurante Cantinflas: «Hacemos cocina tradicional, pero lo que se come aquí, sólo se come aquí», en referencia especialmente a esa casquería que es tan típica de La Rioja, pero que ha desaparecido de la carta de muchos restaurantes de la región. En el Cantinflas 2 no sólo se puede degustar el patorrillo (más habitual en La Rioja Baja que en la Alta, pero difícil de degustar en ambas comarcas) sino también una 'moderna' ensalada de oreja de cerdo guisada.

La zona también se caracteriza por los cocidos y por la caza, y por ello, además de los habituales caparrones del entorno u otros platos de cuchara, la carta actual puede presumir también de ofrecer, por ejemplo, un guiso de ciervo. «No queremos que la gente coma lo que puede comprar en el supermercado o en otros sitios. Nosotros no somos una franquicia, aquí tiene que venir a comer algo distinto», reitera Carlos con el orgullo de quien se sabe diferente.

Pese a ello, Carlos, uno de los dos responsables del establecimiento de Badarán reconoce que también mantienen las chuletillas o el bacalao en la carta, «porque la gente de fuera es lo que quiere y nos pide. Desde que se hizo la carretera, viene mucha gente de fuera y esos quieren platos típicos y conocidos de la gastronomía riojana», señala Carlos, admitiendo que la declaración de San Millán como Patrimonio de la Humanidad , con el revulsivo que supuso para la Ruta de los Monasterios, o ahora el Valle de la Lengua ha contribuido a que más gente cruce el pueblo, y vea la oferta.

• Temas
• Badarán
• restaurante