Sabes que llega el otoño cuando en las calles de Logroño empieza a oler a castañas asadas; aunque este año esta estación se ha resistido a aparecer. Climatológicamente el veranillo de San Miguel, que comienza a finales de septiembre y suele durar una semana, se ... ha extendido en el tiempo, como si se fuese a quedar entre nosotros, invitando a prolongar la temporada de helados y relegar las castañas para más adelante.
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No obstante, las últimas fechas de octubre han cumplido el patrón de lo que se espera del otoño: días más cortos, viento y lluvia –aunque no tan abundante como el campo la reclama– y temperaturas más bajas. Y con ello apetece que las manos se calienten al sostener un cucurucho de castañas.
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Virginia Ducrós Sáenz
De abuelos a nietos, de padres a hijos, la tradición de comprar en estos quioscos se hereda. Alrededor de ellos se agolpan los más pequeños, casi de manera hipnótica contemplan cómo la castañera remueve las castañas para que no se quemen. No todas requieren del mismo tiempo y, en función del tamaño, en apenas pocos minutos están listas. Porque si permanecen en exceso al fuego se secan.
En Logroño hay aprobados once puestos de castañas ubicados por diferentes puntos estratégicos, aunque solo siete están ocupados: Vara de Rey esquina con Gran Vía, en Gran Vía 57, en la Glorieta del Doctor Zubía, en Gran Vía con avenida de La Rioja, en la Plaza del Mercado, en Gran Vía esquina con Daniel Trevijano y en Bretón de los Herreros. Mientras que están vacantes los de avenida de la Solidaridad esquina con la calle Villamediana, en avenida de España con Pío XII, en la calle Clavijo (en el parque de los Picos de Urbión) y en la calle Estambrera (al lado de la ludoteca municipal).
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A primera hora de la tarde, hacia las cuatro y media, se abren las puertas de estos pequeños quioscos y los vendedores comienzan a preparar este fruto seco, que destaca por su bajo aporte calórico y alto contenido en fibra, agua e hidratos de carbono de absorción lenta. Sin duda, perfecto para incluir en nuestra alimentación por los nutrientes que aporta.
Las casetas convivirán con los transeúntes hasta mediados de marzo. Con carbón o butano, se enciende el fuego que poco a poco asará las castañas, un superalimento que destaca por sus propiedades antiinflamatorias; además posee una función cardioprotectora, gracias a las grasas saludables y al Omega 3 y 6 que contienen. Son, asimismo, aptas para personas hipertensas por su bajo contenido en sodio.
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Igualmente, las castañas son un alimento muy completo para personas veganas, ya que su proteína vegetal incluye todos los aminoácidos esenciales y son ricas en hierro, lo que las convierte en beneficiosas para personas con anemia o falta de energía.
Sin duda, motivos a favor para sostener una costumbre, la de comer castañas recién asadas, que sirve también para dar color y calor a las calles de las ciudades que cada otoño acogen estos puestos.
De tradiciones y costumbres entienden también mucho en Alesón, donde mañana domingo se celebra una nueva edición, y ya van quince, de su Fiesta de la Castaña, que incluye una degustación de este fruto seco que realiza el Centro de Valorización de las Castañas de esta localidad. Asimismo, hay programada la III Marcha Villa de Alesón, con un recorrido aproximado de once kilómetros, en la que habrá castañas asadas en línea de meta.
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