Enoturismo

Campo Viejo, la pasión por crear vinos vibrantes y expresivos

Visitar Campo Viejo es realizar un viaje inmersivo desde el primer momento, ya que el visitante debe atravesar los caminos agrícolas junto a los viñedos para acceder a la bodega. Son 54 hectáreas de viñas, que se sitúan en el altiplano logroñés conocido como La Rad de Santa Cruz, a 130 metros del nivel del río. Y es precisamente en la viña donde empieza la experiencia enoturística, que permite descubrir las catorce variedades de la Denominación y con las que trabajan.

Y solo de regreso a la bodega –son 45.000 metros cuadrados en dos niveles–, con una parte diseñada bajo tierra para respetar el territorio donde se levantó, se aprecia la magnitud de la culminación de una historia que comenzó en 1959. Fue en ese año cuando se plantó la semilla de un modelo de negocio en constante evolución e innovación, en donde han sabido anticiparse a los nuevos retos del sector –embalaje, internacionalización, sostenibilidad–. No en vano, fueron visionarios a la hora de equilibrar la enología, la arquitectura y la sostenibilidad, apostando por un edificio subterráneo –que permite la entrada de la uva por gravedad–, en donde de manera natural consiguen las condiciones óptimas para la elaboración y la crianza del vino. Todo un ejemplo de eficiencia energética y respeto por el medio ambiente.

En Campo Viejo todo tiene su justificación. La elección del color del corredor principal –la espina dorsal de la zona subterránea y que comunica todas las salas– simula al de la arena extraída en ese punto para poder ubicar la bodega bajo tierra. O el cuadro paisajístico natural, con las dos encinas protegidas y el León Dormido al fondo, logrado a través de una ventana de grandes dimensiones en la zona de crianza del vino, donde aguardan 70.000 barricas. El recorrido planteado sorprende cada vez que se ingresa en cada una de las estancias. Incluso el hecho de habilitar una sala espaciosa (Sala Pasión) para poder albergar conferencias y eventos. Y es que Campo Viejo cuenta con una dilatada experiencia en el sector MICE, referido al turismo que aúna el ocio y los negocios –congresos, eventos y exhibiciones–.

La visita también accede al área que acoge los 327 depósitos de acero inoxidable, algunos de medio millón de litros y otros, con una capacidad muy pequeña, pensados para albergar los vinos que surgen de su bodega experimental, una 'nanobodega' nacida en 2013 y que se creó para dar respuesta a todo el potencial de Rioja y sus variedades. Porque en Campo Viejo apuestan por la diversidad del territorio y, por ello, cuentan con viñedos en las tres zonas de la Denominación.

Campo Viejo elabora más de 30 millones de botellas al año y tiene una fuerte presencia internacional –el 70% de la producción se exporta–. No es de extrañar que el cliente extranjero que llega a la bodega ya conozca el vino.

En ella, tras recorrer la bodega y sus espacios únicos –como el que define el mural de Louis Lambert, la sala Pasión, con el icónico mural de Boa Mistura o la zona decorada por la artista gallega Carlota Pereiro, autora también de una de las etiquetas emblemáticas de su reserva edición limitada– se descubre la singularidad de sus vinos, a través de dos catas. Una de ellas, multisensorial, en la que se juega con el sentido del olfato y del gusto, porque se cata el vino en copas negras –la botella también se tapa–. Se persigue que el visitante identifique los principales descriptores del vino, se aventure con el tipo de barrica utilizada en su crianza o su envejecimiento. Y, de ahí, copa en mano se accede a la sala Color Lab, donde en grupos más reducidos se vuelve a catar ese mismo vino, cambiando la iluminación, al igual que la música que suena, y se comprueba cómo influye ese entorno en la cata. Esta experiencia incluye, igualmente, una cata más tradicional y dirigida, pero en una ubicación única en torno a su reserva blanco.

Sin necesidad de reservar previamente, existe la posibilidad de disfrutar de su winebar/terraza todos los días. En este espacio, se desarrollan los wine flight, donde se lleva a cabo una cata exclusiva de cinco de sus vinos más premium, todos ellos de ediciones muy limitadas y que no pueden encontrarse en ningún otro lugar. Una oportunidad única para descubrir los vinos expresivos y versátiles y contagiarse de la pasión que envuelve Campo Viejo.