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Aquellos maravillosos postres de las abuelas

Aquellos maravillosos postres de las abuelas

La leche, los huevos, la harina y el azúcar son los cimientos de un recetario dulce escrito desde fogones comunes; el mérito casero impregna la memoria de nuestras infancias

SERGIO CUESTA

Sábado, 14 de agosto 2021, 02:00

Hay postres que pertenecen al acervo riojano, como son el queso de cabra con miel y nueces, los mazapanes de Soto, los fardelejos de Arnedo, la costrada con licor de Valvanera o los pasteles rusos de Alfaro; y existen otros que caracterizan el estilo propio de determinadas localidades –por ejemplo, el calagurris en Calahorra o las cañas en Cervera–. Esta región es fértil en frutas excelsas, como los melocotones, las ciruelas, las peras, las manzanas y las uvas. Sumergidas en un bol con vino y azúcar resultan en compotas exquisitas, una suerte de cierre gastronómico muy extendido por estos lares. La calidad del producto nos garantiza, asimismo, excelentes mermeladas.

Pero el recetario de las abuelas está asentado con cimientos de postres comunes. La leche, los huevos, la harina y el azúcar son los identificadores del sabor real de cada casa; la base de cada milagro repostero. El regusto del arroz con leche, el flan, la leche frita, las magdalenas, las natillas, las rosquillas, los bizcochos, las tartas de manzana y queso, las mousses, las yemas, los churros y los buñuelos, los coquitos, los merengues o las torrijas impregnan la memoria de nuestras infancias.

Arroz con leche. Arroz, leche y azúcar. Uno de los postres más degustados de nuestra niñez. El arroz con leche tiene un sabor común, tanto frío como caliente, con matices de canela, vainilla o limón.

Flan. Leche, huevos y azúcar. Otro clásico perenne en las cocinas riojanas. Es un postre de aspecto gelatinoso y textura cremosa. Puede ser de huevo o de vainilla; de café, de chocolate, de naranja, de queso...

Natillas. Leche, yemas de huevo y azúcar. Completa el 'Big three' de los postres de toda la vida. La mezcla es especialmente sabrosa en boca, aunque la tradición evoca la canela y la galleta flotante.

Rosquillas. Huevos, azúcar, aceite, harina, anís y bicarbonato. El secreto de estas frutas de sartén está en la masa. Las rosquillas son mucho más que un dulce servido al final de la comida; trascienden el postre como uno de los alimentos intempestivos por excelencia.

Churros. Harina, agua, aceite, azúcar y sal. La receta varía levemente si queremos elaborar buñuelos, pero el disfrute final será muy similar. Textura crujiente ideal para untar en un tazón con chocolate.

Tarta de queso. Huevos, harina, azúcar, nata, menta y queso crema. Es una de las opciones dulces predilectas en la restauración contemporánea.

Torrijas. Leche, huevos, harina, pan, azúcar y canela. Un antojo para cada Día del Padre que también es recuerdo navideño y recurso contra el desperdicio (de pan y leche).

Leche frita. Leche, azúcar, huevos, harina, aceite, canela, maicena y limón. Una gloriosa combinación de leche hervida, reposada, enfriada, cortada, rebozada y frita.

Tarta de manzana. Huevos, harina, azúcar, margarina, leche, manzanas, levadura y mermelada. Las manzanas reinetas gobiernan otro de los sabores dulces más recurrentes de nuestra vida.

El arroz con leche, el flan y las natillas son las tres grandes opciones dulces de toda la vida

Bizcocho. Huevos, harina, aceite, azúcar, levadura, mantequilla, limón y yogur. El bizcocho, teniendo en cuenta todas y cada una de sus múltiples variantes, es tanto postre como desayuno y merienda.

Magdalenas. Huevos, harina, aceite, leche, levadura, sal y limón. Como sucede con el bizcocho, la esponjosidad revela la calidad del preparado.

Mousse. Huevos, azúcar, mantequilla y sal. Añadimos chocolate o limón en función del resultado que busquemos, aunque la clave de una buena mousse es esa textura sedosa.

Yemas. Yemas de huevo y azúcar. Una alternativa muy riojana, pues el detonante es el aprovechamiento de las yemas tras clarificar el vino. Tan simples como exquisitas.

Merengue. Claras de huevo y azúcar. Otro clásico de las recetas dulces cuya elaboración es tan sencilla como trabajosa. Batir, batir y batir hasta que el conjunto se vuelva firme y brillante.

Coquitos. Huevos, azúcar, coco y limón. Estas tradicionales bolitas de coco dejan un buen sabor de boca al final de cada comida y no resultan empalagosas.

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