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Filippo Tommaso Marinetti, ideólogo, poeta, escritor, creador del Futurismo y de la cocina del mismo nombre. :: L.R.
Más allá de las ideologías

Más allá de las ideologías

Aspectos de la cocina molecular ya se atisbaban en el Futurismo

Jueves, 7 de septiembre 2017

Juan Cruz Cruz, profesor honorario de la Universidad de Navarra y docente de la asignatura de 'Alimentación y Cultura', subraya el hecho de que en el movimiento gastronómico del Futurismo ya aparecieron cuestiones gastronómicas muy adelantadas a su tiempo y que se desarrollarían tiempo después en la cocina contemporánea: «Por aquellas páginas y prácticas andaba ya larvada la nueva cocina molecular: el uso del arte de los aromas para favorecer la degustación, la aplicación de sonidos que potenciaran el disfrute sensual de sabores concretos, la variedad rápida de emboques en corto tiempo. Y, en cuanto a instrumentos, la dotación de artefactos científicos que perfumaran las bebidas y los alimentos, las lámparas ultravioleta para irradiar algunas sustancias y hacerlas más asimilables, los electrolizadores para deconstruir jugos y extractos, los dispositivos para pulverizar frutos secos y especias, los aparejos de destilación a presión ordinaria y al vacío, las autoclaves, los dializadores, los indicadores químicos que dieran cuenta de la acidez y alcalinidad de las salsas, y permitieran corregir excesos o defectos de especias, sal o azúcar».

El Futurismo exigía además que la industria química y dietética se pusiera al servicio de la «aligeración» y «dinamización corporal», dando al cuerpo «las calorías necesarias mediante equivalentes nutritivos gratuitos en polvo o píldoras, compuestos albuminosos, grasas sintéticas y vitaminas. Se llegará así a una real disminución del costo de la vida y de los salarios con relativa reducción de las horas de trabajo. Este, siendo reducido a dos o tres horas, permite perfeccionar y ennoblecer las demás horas con el pensamiento, las artes y la degustación de comidas perfectas"

Los platos que Marinetti y sus chefs proponían llevaban nombres tan delirantes y a la vez poéticos como 'Ultraviril', 'Pollofiat', 'Aerovivanda tácti'l (un aperitivo formado por una aceituna, una fruta confitada y un pedazo de hinojo que debían consumirse en estricto orden y acariciando a la vez un pedazo de tela adamascada, un pedazo de terciopelo y un pedazo de lija), 'Ecuador-Polo Norte' (una sopa de yemas de huevo crudas, aderezadas con sal, pimienta y limón, de la cual emergía un cono de merengue sólido relleno de gajos de naranja y coronado por trozos de trufa negra con forma de alas de aeroplano) y 'Carneplástico', una albóndiga cilíndrica de carne de ternera asada, rellena de once tipos de verduras cocidas y recubierta de miel, que se sujetaba en vertical sobre un anillo de salchicha que se apoyaba, a su vez, sobre tres esferas doradas de carne de pollo.

Marinetti, en un cartel de la época L.R.
Imagen principal - Marinetti, en un cartel de la época
Imagen secundaria 1 - Marinetti, en un cartel de la época
Imagen secundaria 2 - Marinetti, en un cartel de la época

La cocina futurista se proponía no sólo determinar una revolución completa en la alimentación del ser humano, con el objeto de aligerarlo, espiritualizarlo y dinamizarlo, sino que además, mediante el arte de armonizar las viandas futuristas, sugerir y determinar los indispensables estados de ánimo que no se podrían sugerir ni determinar de otro modo.

Esta cocina, regulada como el motor de un hidroavión de alta velocidad, parecerá a algunos temblorosos pasatistas demencial y peligrosa: ella desea, en cambio, crear finalmente una armonía entre el paladar de los hombres y su vida de hoy y de mañana.

El vino del futurismo

Marinetti también defendía el vino: «El vino es una bebida de antiquísimas tradiciones; sin embargo es una bebida que se renueva anualmente, que se moderniza con el progreso multiforme: es una bebida dinámica, que contiene el carburante-hombre y el carburante- motor. Con esto no se negará ni se criticará cualquier otra iniciativa del arte para valorizar al vino: se exigirá solamente que se abran las puertas a los artistas de vanguardia y a su actividad artística y publicitaria, que por muchas razones se puede prever bien acogida por un numeroso público de productores, industriales, comerciantes y consumidores».

En los habituales concursos, en los pabellones reservados a los vinos, los vinicultores deberían considerar seriamente las concepciones artísticas innovadoras antes de construir stands u organizar la publicidad. Es tiempo de exaltar y publicitar el vino con los criterios de la modernidad y del futurismo aplicados prácticamente. En París, en la Muestra Colonial, numerosos pabellones de vino, cerveza, licores, restaurantes, especialidades, etcétera..., seguían un estilo nacional. Y el más moderno y animado era el restaurante italiano diseñado por los arquitectos futuristas Fiorini y Prampolini. En París, en Berlín, en Viena, cientos de bares siguen un estilo futurista. En ellos se unen higiene, economía, luminosidad, espacio, esplendor de metales y cristales.

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