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Sumérgete en el más libre y épico mundo abierto con Dragon's Dogma 2Queda ya bien lejos aquél 2012 en que el primer Dragon's Dogma viese la luz. No recibió entonces todo el mérito que merecía, y es que pese a ser un título muy avanzado a su tiempo, tuvo que batallar en su lanzamiento con gigantes como Dark Souls y Skyrim.
Sin embargo, el tiempo puso al juego en el podio que merece, y es que hoy está reconocido como una de las grandes obras de culto del género. Hace unas semanas que podemos disfrutar de Dragon's Dogma 2 y la verdad es que más que a secuela, el nuevo título sabe a lo que siempre quisieron que el original fuera.
Y lo digo en el mejor de los sentidos: Dragon's Dogma 2 se libra de las limitaciones que las consolas de la época impusieron a su primera parte y, aunque aquí lleva a PS5 y Xbox Series al límite de sus capacidades técnicas, las exprime con una habilidad envidiable.
Capcom nos presenta lo que a priori podría parecer el típico título de fantasía épica con tintes oscuros y realistas, con una historia bien elaborada pero que funciona como telón de fondo para lo que realmente importa: que traces tu propia aventura.
Lejos de los sistemas de moda en los últimos tiempos en que las misiones son tics que ir marcando en una larga lista, con un mapa plagado de símbolos y señalizaciones, en Dragon's Dogma 2 todo ocurre de forma mucho más orgánica y libre.
Podrías cruzarte con un NPC al salir de un camino, con un diálogo que explica el problema que tiene. Y nada más. A partir de ahí, queda en tus manos decantarte por una de las muchas formas de solucionarlo (o no) que puede haber, con todas sus consecuencias y posibles implicaciones con las tramas en marcha en el mundo.
Ni siquiera la historia principal tiene apenas puntos ineludibles: puedes saltarte pasajes enteros dependiendo de las decisiones que tomes y todo seguirá siendo coherente y tendrá sentido.
El juego invita a hacer los viajes a pie, y es que no hay monturas y las alternativas son o bien peligrosas, como el sistema de carretas y los habituales ataques que sufre, o las piedras de transporte, muy escasas como para usarse habitualmente.
Y para colmo, cuenta con unas de las noches más oscuras y peligrosas del mundo de los videojuegos, lo que empuja a montar campamento o buscar una posada, teniendo en cuenta que el paso del tiempo afecta a multitud de cosas y objetivos.
Es, en definitiva, no un mundo que gira alrededor del jugador, sino un mundo en que el protagonista entra, y que tiene sus propios ritmos y formas. La experiencia es inmersiva como pocas hasta la fecha.
Los combates en Dragon's Dogma 2 son una constante, y resultan sorprendentemente satisfactorios cuando nos enfrentamos a una de las muchas bestias de grandes dimensiones que nos esperan en Vermund y Battahl.
Con un manejo que recuerda al de Monster Hunter, pero que cambia mucho en función de la vocación elegida y puede llegar a ser bastante más rápido y orientado a la acción, el juego proporciona combates con enormes posibilidades.
Sobre todo cuando se añaden a la fórmula tanto nuestro peón principal como los dos adicionales que podemos contratar, cada uno con sus propias vocaciones y habilidades y que, gracias a la elaborada inteligencia artificial, dan lugar a combinaciones muy, muy interesantes.
Además de contar con uno de los editores de personajes más completos hasta el momento, en el que crear tanto nuestro personaje como su peón principal, Dragon's Dogma 2 nos permite ver y alquilar peones generados por el propio juego o, sobre todo, los de otros jugadores.
Estos se moverán por el mapa y en los combates en función de sus propias experiencias previas, atacando a los puntos débiles de los monstruos que ya conocen o llevándonos a secretos que ya han descubierto en partidas de otros jugadores.
Los enemigos no se quedan atrás en ese sentido, e interactúan entre ellos y con el entorno con la misma soltura, a veces para perjuicio del jugador y otras veces en su beneficio. En definitiva: todo el mundo vive por cuenta propia y esto es extraordinariamente satisfactorio de presenciar, incluso con cosas como la tan criticada plaga que puede afectar a los peones.
Por supuesto, el juego no es perfecto. La inteligencia artificial y las físicas tienen sus momentos de humor absurdo involuntario y el rendimiento en las consolas de esta generación es justito: a veces se nota que la PS5 y la Xbox no llegan a los 30 fps.
Aún así, este es uno de esos títulos, una de esas experiencias, a las que ningún análisis hace justicia: hay que vivirlo. Si te gusta la fantasía a lo Elder Scrolls, Elden Ring o incluso Juego de Tronos, deja de leer y añádelo ya a tu cesta.
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