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Xavi Puig, cofundador del diario satírico 'El Mundo Today', lleva 20 años dedicado a la comedia, pero rehúye la compañía de cómicos: no aguanta esos encuentros de humoristas profesionales en los que se compite por ser el más gracioso. Este barcelonés de 43 años se ... curra la risa con pico y pala, a fuerza de devanarse los sesos ante el ordenador. Asegura que la prensa seria tiende a imitar la mordacidad de su publicación.
Ha madrugado mucho para escribir su novela, 'La mejor persona' (Temas de Hoy), que sería injusto que pasara inadvertida. El libro cuenta las andanzas y desventuras de Antonio Camuñas, un pobre diablo cuyo sufrimiento mantiene en vilo al lector. Puig vive en Madrid y ha descubierto las delicias de la vida campestre, aunque sin pasarse. Al fin y al cabo es un urbanita incorregible que encuentra la inspiración en la vida mundana de la ciudad.
8:00 horas. Mi día empieza con lo que en casa llamamos la murga, que surge cuando uno de mis dos gatos, Truco y Trasto, reclama el desayuno. Eso implica que me tengo que levantar y poner comida a toda la tropa, también a mi perrilla. Me ducho y me visto. Aunque trabajo en casa y no me ve nadie, eso de seguir en pijama ya es una derrota. Saco a pasear a mi perra Buffy unos veinte minutos y durante ese tiempo escucho audiolibros, que es una manera de leer varios títulos a la vez.
9:00 horas. Cuando comencé a escribir ficción y madrugaba tanto que me levantaba a las seis y media de la mañana, me dije: «Ya que me estoy puteando, vamos a putearnos más». Así que, dejándome llevar por esa tendencia 'instagramer' de cuidarse, me dio por desayunar tostadas con aguacate y queso fresco. Pero enseguida volví a la mermelada; me gusta mucho el dulce.
13:00 horas. Hago una ronda por los periódicos 'on line' para empaparme de la actualidad. Los miembros de 'El Mundo Today' tenemos un grupo de WhatsApp que es un hervidero constante de ideas. En cuanto se nos ocurre algo lo volcamos en lo que llamamos 'nevera', que contiene 20.000 o 30.000 titulares acumulados durante 15 años. Uno de nuestros 'hits' es el que dice: «Una anciana invoca el demonio en un curso de inglés». A continuación ponemos en común los comentarios sobre la actualidad y rellenamos el planillo de la web con todos los contenidos.
20:00 horas. Con tanto tiempo pegado al ordenador, currando a destajo, ¿qué hago para no convertirme en Jack Torrance, el protagonista de 'El resplandor'? Quedo a menudo con un par de amigos para cenar. Es una especie de terapia. No obstante, siempre he tenido la sensación de que lo mío no es un trabajo, no acabo de creerme que me paguen por hacer humor, lo cual me relaja y divierte.
18:00 horas. La salud mental está planeando siempre sobre mi vida como un runrún de fondo. Vivimos sobre el filo de la navaja. Cuando viajo en el metro veo a todo el mundo con el móvil pegado a la cara y sus auriculares de cancelación puestos. Me fijo en su mirada, con los párpados algo caídos, como persianas medio bajadas, y pienso que seguramente estarán tomando ansiolíticos. Al final seremos capaces de adivinar la dosis que recetan a cada uno. Observaremos a alguien y diremos: «Este toma diazepam de 5 miligramos por las mañanas». De esa gente va un poco mi novela.
17:00 horas. No tengo Twitter ni Instagram ni nada por el estilo. Uso las redes sociales obligado por el trabajo, pero no quiero que nadie pueda contactar conmigo. Las redes son una trampa mortal, un horror. En comparación con la media no soy muy adicto al móvil. De hecho me da rabia depender de algo. Antes bebía mucha Coca-Cola y un día me harté y me dije: «Por mis cojones que no bebo más Coca-Cola». Estuve un año sin hacerlo, pero me di cuenta de que me estaba privando de un placer solo por hacerme el chulo.
18:00 horas. Mientras hago ejercicio en la bici elíptica veo muchas series. Así me he tragado 'Mad Men', 'The Wire', 'Juego de tronos'… Si Scorsese supiera que he visto pelis suyas en el iPad mini le daba un infarto. Pero es que es mejor verlas así que perdérmelas. Para compensar, las que me han gustado las veo luego con un proyector. Ahora estoy con 'In Treatment', que está dirigida por Rodrigo García, el hijo de García Márquez.
23:00 horas. No bebo mucho, pero soy un poco sibarita. Hay una coctelería en Barcelona que tiene en la carta un cóctel con el nombre de mi ex. Fíjate mi grado de implicación. En casa no bebo nunca alcohol, no me gusta la cerveza y al gin tonic le estoy pillando manía. Me he dado cuenta de que tomando agua con gas, hielo y limón, el cerebro pasa como bueno el efecto 'gintoniqueo'.
12:00 horas. Con una pala recojo la mierda de dos ponis de las islas Shetland que adoptó mi cuñado. Los muy puñeteros son difíciles de cuidar. Resulta que el pasto de aquí es rico en azúcares, de modo que si comen mucho sufren laminitis, que es una especie de gota. Si les soltara comerían de todo y enfermarían, así que les tengo que cercar en una finca que tenemos. Me he hecho un poco granjero, cosa que no pega nada con mi carácter. Con todo, limpiar el campo es una especie de bálsamo que me obliga a realizar un esfuerzo físico.
12:30 horas. Mi actividad de granjero compensa el aislamiento de toda la semana. En la finca hemos tenido ocas, ovejas, cabras... Cuando conocí a mi chica, una de las primeras cosas que me pidió fue que la ayudara a cazar cabras. Las tuvimos que ceder a un señor que tenía un rebaño porque se comían la fruta del huerto del vecino. Así que antes de que acabaran en un horno les buscamos otro acomodo. Pero claro, ¿cómo cazas a una cabra? ¿A lazo, como un vaquero? Imagínate: yo, que siempre he sido un urbanita total, ¡cazando cabras!
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