Una mujer de perfil, junto a los dos retratos que Steve McCurry hizo de Sharbat Gula, la niña afgana. Óscar Chamorro

Retratos de la resiliencia

'Women, un siglo de cambio' cuenta en medio centenar de fotografías la evolución de la mujer en los últimos cien años

Iker Cortés

Madrid

Martes, 3 de marzo 2020, 19:11

Una anciana sonríe de forma tan contagiosa que es inevitable imitarla; dos mujeres se maquillan debajo el agua en una 'performance' harto improbable; una madre cuida de su hijo tuerto a consecuencia de la bala perdida de un francotirador; una trabajadora de la mina, pitillo ... en boca, aconseja su hija de quince años que no se case... Son sólo algunas de las poderosas instantáneas que configuran 'Women, un siglo de cambio', un recorrido por la historia de la mujer en los últimos cien años a través de una selección de las más de sesenta millones de imágenes que National Geographic guarda como oro en paño en sus ingentes archivos.

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Comisariada por la fotoperiodista Marisa Flórez, encargada de bucear en los extensos archivos de la publicación, la muestra permanecerá abierta abierta al público hasta el próximo 20 de mayo en el patio andaluz del Palacio de Gaviria de Madrid. «Como periodista -explica Flórez-, he intentado trazar un relato directo y verdadero con esta selección». Cuenta la fotógrafa que la labor de quienes retratan la realidad es no dejarse ver. «Son espectadores privilegiados, que deben permanecer callados. Solo así es posible mostrar momentos de vida en los que ellas son las protagonistas».

Viudas participando en la ceremonia de Holi, en India. Amy Toensing

La exposición se articula en torno a cinco apartados temáticos -alegría, belleza, amor, sabiduría, fortaleza y esperanza-, pero Flórez destaca que «cuando las imágenes son tan potentes y tan buenas, pueden pasar de uno a otro sin problemas». Ocurre, por ejemplo, con el retrato que Lynn Johnson realizó en 2005 a unas amigas en un salón de belleza en Mfuwe, Zambia, una imagen en blanco y negro llena de ternura y espontaneidad. Sucede también con el retrato que Jodi Cobb hizo en 1980 de Ella Eronen, una de las actrices más queridas de Finlandia, en el ocaso de su vida, todo un símbolo de belleza pero también un ejemplo de fortaleza. Fotógrafas como Ami Vitale, Diana Markosian, Evgenia Arbugaeva o Nina Robinson encabezan una exposición que destaca, sobre todo, la resiliencia de mujeres de toda condición social, edad, origen y religión que, «viviendo como viven, siguen luchando».

Una exhibición que juega a menudo con los contrastes. Se ve en las imágenes de Amy Toensing e Ismail Ferdous, que recogen cómo se vive el festival Holi en lugares tan dispares como EE UU o India, o en el célebre retrato que Steve McCurry tomó de Sharbat Gula, la niña afgana, en 1984 y en 2002. También en las fotografías que Thomas J. Abercrombie y Robin Hammond tomaron en 1986 y 2014, respectivamente. La primera de ellas, realizada en Kabul, retrata a una mujer envuelta en un burka rojo, que porta una jaula con dos jilgueros en la cabeza. La segunda, a una coordinadora de 24 años, que exhibe un hermoso cardado y un vestido rojo, que hace una pausa para fumar en el exterior de la African Artist's Foundation, en Lagos. Pasado, presente y futuro se dan la mano en fotografías como la que James Nachtwey tomó en 2007, que muestran el contraste entre unas mujeres de la comuna de An-Nadzir, ataviadas con un niqab y de riguroso negro, y una niña de blanco, sonriente y con las manos alzadas, al comienzo de la Fiesta del Cordero, en Sulawesi, Indonesia.

Arriba, el retrato que Ami Vitale realizó a Mary Lengees, una de las primeras cuidadoras de elefantes en el santuario Reteti. Debajo, dos artistas se pintan los labios bajo el agua en una imagen tomada por J. Baylor Roberts, en 1944, y una joven se fuma un cigarrillo en un descanso, en el exterior de la African Artist's Foundation, en una fotografía tomada por Robin Hammond, en 2014. Óscar Chamorro

«Las imágenes son también una muestra de la diversidad, de la riqueza cultural que atesora todo el mundo, de occidente a oriente, y transmiten una curiosidad por saber qué pasa más allá de nuestro entorno», comenta Flórez. En definitiva, son retratos que enseñan que «no hay una sola forma de ser mujer, ni una visión única».

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Cierra la muestra una imagen de la propia Flórez, en la cárcel de Yeserías, tomada en 1981. «Quería retratar la vida de las reclusas. Me transmitieron frustración, tristeza, pero había ese resquicio de mirar hacia delante, de ganas de vivir». En otras palabras, de esperanza.

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Imagen. La imagen que Marisa Flórez tomó en la prisión de Yeserías, en 1981.
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