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J. SAINZ
Lunes, 15 de febrero 2021, 07:41
Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esta mitad del género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras».
Sufragista y defensora de los derechos humanos, Clara Campoamor (Madrid, 1888-Lausana, 1972) consiguió, contra la opinión de sus compañeros del Partido Radical y de la socialista Victoria Kent, que las Cortes Constituyentes de la Segunda República aprobaran en 1931 el voto femenino. Durante años peleó por la igualdad de la mujer y también por causas como el divorcio, el reconocimiento de los hijos nacidos fuera del matrimonio o la abolición de la prostitución. Su pensamiento, avanzado para la época pero con toda vigencia, quedó plasmado en artículos periodísticos recopilados en la actualidad por Isabel Lizarraga y Juan Aguilera en 'Del foro al Parlamento' (Renacimiento).
Este volumen completa el titulado 'La forja de una feminista' (2019), donde los mismos investigadores riojanos recogían los artículos escritos por Campoamor entre 1920 y 1921. Ahora se añaden los aparecidos desde 1925 hasta 1934, con los que se cierra la compilación de los textos publicados por Campoamor en la prensa española antes de tener que dejar el país.
En cierto modo, cuentan los investigadores riojanos, ellos han cumplido el propósito que la propia abogada y política tenía de reunir sus publicaciones, pero que la sublevación fascista en 1936, la guerra y el exilio le impidieron.
«Esta nueva serie de artículos, reunidos íntegramente por primera vez, abarca nueve años de su vida, los más trascendentales en el orden personal y profesional de la autora, en un momento histórico y político clave para la España del siglo XX. En ellos se advierte su evolución su madurez como jurista y como política, así como la complejidad de su pensamiento y su espíritu irreductible, su feminismo en acción», afirman Lizarraga y Aguilera.
En su opinión, «sorprende el interés, la actualidad y la variedad de los temas que aborda, siempre con profundo conocimiento y rigor», y sorprende también «su modernidad y su independencia».
En las elecciones de 1933, al triunfar las derechas, buena parte de las izquierdas, en lugar de ver la causa en su división, culparon al sufragio femenino por considerar que la mujer votaba influida por la Iglesia. Cuando en 1935 Clara Campoamor lo contó por escrito lo tituló 'El voto femenino y yo: mi pecado mortal'. Pero solo un año después la historia le daría la razón: el Frente Popular ganó las elecciones también gracias a los votos de las mujeres.
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Julio Arrieta, Gonzalo de las Heras (gráficos) e Isabel Toledo (gráficos)
Jon Garay e Isabel Toledo
Daniel de Lucas y Josemi Benítez (Gráficos)
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