A pie de instalación de Concéntrico

En nuestro recorrido (el pasado viernes), nos cruzamos con numerosos grupos de alumnos de todas las edades y diversos colegios de la ciudad. En la 'piscina urbana' instalada en la Plaza de las Escuelas Trevijano, alumnos de 5º de Primaria de Las Gaunas acaban de darse un loco 'chapuzón'. Un guirigay de gritos y de pelotas de yoga sobrevuelan la intervención. «¡Cómo mola! ¡Esto es un paraíso!», exclaman mientras abandonan el lugar con resignación y rogando a Juanjo, su profesor, que les traiga otro día.

Pasada la tormenta acuática, es el turno de una veintena de niños de 2º de Infantil de La Enseñanza. Su 'baño' es algo más relajado pero igual de disfrutable. Los pequeños llegan de un largo paseo que arrancó a primera hora de la mañana en la 'pista de tenis' instalada en la Plaza del Ayuntamiento y les ha llevado por distintas intervenciones. ¿Sus preferidas? Sin duda la 'piscina' y el arenero de la plaza de San Bartolomé. «A mí me ha gustado la fresa porque era enorme», se descuelga una de las niñas refiriéndose al proyecto de la plaza de Santa Ana. Dafne, que tiene cierto 'enchufe' con el festival, no sabe por qué decantarse. «Me ha gustado todo y Concéntrico me parece estupendo porque mi tío Javi es Concéntrico», nos confiesa la sobrina de su director.

A unos metros de allí, en la plaza del Revellín, Josemari ejerce de anfitrión con su amiga Anuska, de visita en la ciudad. Él conoce bien Concéntrico. «Lo conozco desde sus orígenes e incluso el año pasado participé en una actividad. Creo que ha crecido de una forma tremenda, de tal forma que ahora tiene tintes internacionales». En su opinión, el festival «nos ayuda a mirar la ciudad de otra manera, como un lugar agradable y amable para vivir, algo que en estos tiempos hace falta».

En la 'Doble muralla' levantada junto a la del Revellín, este logroñés encuentra un símbolo de defensa de la ciudad. Anuska, quien acaba de descubrir Concéntrico, aplaude el escaparate que supone para la ciudad. Y, sobre todo, su 'piscina urbana'. «Me parece brutal, porque es algo visual y muy práctico donde los niños pueden jugar e interactuar», comenta.

A pocos metros coincidimos con Pilar y Eugenia, profesoras de la Escuela de Diseño de Zaragoza, que se encuentran de visita en Logroño con sus alumnas Marina y Lidia para ver Concéntrico. Las sorprendemos junto a la 'Fuente urbana' que se levanta en la plaza de San Agustín y sobre la que Eugenia nos comenta: «Es un divertimento, me recuerda una escultura o una fuente barroca jugando con el disfrutar de la vida y la alegría». En cuanto al festival como tal, Pilar señala que «es de un nivel altísimo y con una proyección muy importante. En la escuela lo seguimos a través de las redes y, si tenemos la posibilidad, siempre hay alguien que se escapa a verlo. Vemos cómo va creciendo y cómo, cada año, se hace más interesante». Para Marina, el proyecto es «una buena forma de atraer gente a la ciudad».

También de fuera, concretamente de Bilbao, proceden Jon, Iker, Brigitte y Peio, todos ellos diseñadores. Este es su segundo Concéntrico, porque –como nos asegura Jon, también arquitecto– «el festival nos gusta y nos parece interesante, sobre todo porque no es típico y abre espacios de arquitectura más allá de lo funcional; está entre lo artístico y lo arquitectónico con diseño». Habla por los cuatro cuando señala la 'Piscina urbana' como la instalación que más les ha gustado (hasta ese momento) «porque además la hemos visto en acción, con niños jugando en su interior, y esa parte lúdica es muy interesante. De hecho, luego hemos estado viendo los proyectos que participaron en el mismo concurso y nos ha reafirmado en la elección».

Finalizamos el paseo en El Espolón logroñés. Allí, ante el singular púlpito ideado por Didier Faustino para que el visitante se exprese desde las alturas y viva unos minutos de gloria, nos encontramos a Félix tomando una fotografía. Para este logroñés, «todas estas cosas que son modernas me parecen una alegría para la ciudad. Además la gente se mueve, se interesa por ello y el festival también organiza algún espectáculo o actividad en los que la gente colabora».