Viniegra contra el silencio

Viniegra es la resistencia: la España vacía que no se rinde. Tiene este pueblo historia, tradición, cultura popular, patrimonio natural e inmaterial, tiene a sus viejos y a los jóvenes que no se olvidan, tiene su escuela centenaria, los ganados y el lobo en las montañas... Todo en peligro de extinción. Pero ahora tiene además un festival que es celebración y orgullo rural y voz y canto: Sierra Sonora contra el silencio que amenaza los pueblos.

Música, cine, fotografía, arte, narraciones, catas y paseos componen la programación de esta edición de verano del festival cultural de Viniegra de Abajo, que comienza hoy y se celebra hasta el domingo. Dos días de conciertos forman el plato fuerte: con Andrea Santiago (mañana); y Sexy Zebras, Pedro Pastor y TéCanela, además de los Djs Tangerine Sistas y Kurlzzz (el sábado). Pero hay más cosas que hacen del Sonora todo lo contrario a un desierto.

Hoy comienza con la sección 'Sierra de cine': el documentalista y fotógrafo madrileño Borja Zausen, realizador de cine independiente, mostrará sus principales trabajos y hablará con el también director riojano Diego Pérez. No es un contenido aleatorio: Zausen inició su andadura cinematográfica en 2005 con 'El beso salado' y el año pasado lanzó 'GrandMother, Hope & Resolution', una agencia que acompaña a empresas en su proceso de adaptación a la crisis climática. En sus películas, hace «una llamada de atención sobre la identidad sociocultural, la transmisión de conocimiento y la incidencia de la actividad humana sobre el medio ambiente».

Este arranque encaja bien con la jornada de clausura, también audiovisual, en la que el fotógrafo canaliego Jesús Rocandio, Galardón de las Artes de La Rioja 2013, expondrá 'Treinta años fotografiando La Demanda', con el acompañamiento musical del barcelonés Pablo Gómez-Molina.

Hasta entonces, habrá los conciertos mencionados, vino y gastronomía, excursiones por el monte y paseos por el pueblo, arte en Espacio VACA y una jornada dedicada a la narración oral, tan arraigada como las encinas centenarias de Vallejoco, que las podrán tronchar el tiempo y las tormentas, pero no sin antes dejar a su alrededor todo un bosque renovado de árboles jóvenes.

Eso mismo es lo que pasa de abuelos a nietos en Viniegra y en tantos pueblos: el amor por su tierra, su memoria y la inquietud por mantenerlas vivas. Sierra Sonora –cuentan desde la organización Álvaro Sainz, Tamara Mendaza y Víctor Grandes– es «el entorno, las tradiciones y la cultura disfrutando de las artes». Una forma de resistencia.

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