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La falta de actividad física y el sedentarismo favorecen la formación de radicales libres en nuestras células que favorecen el envejecimiento de nuestra piel; favorece el sobrepeso y la obesidad; favorece la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la apatía, la depresión, la osteoporosis, ... etc.
Pasar horas y horas tumbado en el sofá hace que el organismo no queme las calorías y las grasas que ha recibido durante la comida. Por un lado, el sobrepeso supone una sobrecarga en las articulaciones; por otro, el corazón tendrá que bombear más sangre al hacer esfuerzo, lo que también afecta al aparato circulatorio. El cuerpo humano está diseñado genéticamente para llevar una vida activa, pero cada vez pasa más tiempo en reposo.
La obesidad no es un problema estético ni un problema de belleza, es un problema de salud. La obesidad reduce la esperanza de vida. El corazón de una persona obesa tiene que realizar un trabajo mayor que el de una sana.
La vida sedentaria favorece la diabetes. Cuando se hace ejercicio, la glucosa asimilada dentro de los músculos se libera, pero si pasamos demasiadas horas tumbados en el sofá y llevamos una vida sedentaria, los músculos quedan saturados de glucosa y no absorben más. Poco a poco, cada vez habrá más azúcar en la sangre, hasta que llega a producirse la diabetes.
Es importante para nuestra salud el control de la tensión y evitar la hipertensión. Si pasamos demasiado tiempo tumbados en el sofá, la falta de ejercicio físico hará que nuestra tensión sea mayor, de modo que el corazón puede llegar a resentirse. «Si la tensión es alta, el corazón empujará peor la sangre y tendrá que bombear más rápido para conseguir el mismo resultado. En cambio, en unos niveles de tensión adecuados se relaja la circulación y el corazón tendrá una frecuencia menor de latidos, de modo que si hacemos un esfuerzo tiene suficiente margen para acelerar el ritmo».
El sedentarismo favorece el envejecimiento de nuestra mente y favorece las enfermedades mentales. Numerosos estudios demuestran que la actividad física mejora el estado de ánimo. El ejercicio físico libera en el cerebro endorfinas, que causan un efecto sedante en el cerebro y aportan placer y bienestar.
La vida sedentaria favorece el envejecimiento de nuestros huesos y músculos. El modo de vida actual, las jornadas de trabajo largas, muchas horas sentado, etc. favorece el sedentarismo. Hagan recuento de cuantas horas al día estamos sentados, en el sofá, en la cama,... La vida sedentaria ocupa cada vez más tiempo de nuestros días y eso no es bueno. La falta de ejercicio hace que la musculatura se vaya atrofiando, de modo cualquier movimiento brusco puede dañar las articulaciones. «El ejercicio físico favorece la flexibilidad de las articulaciones, aumenta la fuerza muscular y permite a los minerales depositarse en el hueso, previniendo así la osteoporosis». Igual que una bisagra que se usa poco, las articulaciones llegan a perder capacidad de movimiento y «chirrían» cuando se las intenta mover de nuevo. Cuando se tienen 30 ó 40 años no se nota mucho, pero al llegar a una edad más avanzada, la pérdida de masa ósea puede derivar en osteoporosis.
La vida sedentaria favorece las enfermedades cardiovasculares y por lo tanto el riesgo de infarto. Debemos hacer ejercicio físico de forma continuada, adecuado a nuestra edad, estado de salud y a nuestros gustos (caminar, nadar, bicicleta, etc.). Al ejercicio físico, debemos de añadir una alimentación sana y equilibrada basada en la dieta Mediterránea, evitando los alimentos saturados de grasas que van a favorecer que esa grasa se acumule en las arterias favoreciendo un infarto. Vamos a intensificar la ingesta de verduras, frutas, lácteos, fibra, más pescado que carne, frutos secos, no abusar de la sal y el azúcar, no fumar y a moderarnos con el alcohol.
No deje para mañana lo que pueda hacer hoy. Empiece hoy a caminar. Empiece poco a poco hasta llegar a 45-50 minutos todos los días. No coja el coche, coja el autobús, bájese dos paradas antes y camine. Haga bicicleta o natación o, si le gusta más, vaya al gimnasio.
Podemos hacer muchas cosas y sencillas para evitar el sedentarismo. Nada de excusas, hay que moverse. Hay que hacer ejercicio físico, es bueno para el cuerpo y la mente.
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