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El arquitecto renacentista Alberti recomendaba a sus clientes que construyeran sus casas, antes que para enseñarlas, para vivir cómodos en ellas. Una reflexión que también sirve, y mucho, para el cuidado personal. Porque, si es importante agradar a los demás, lo fundamental es que ... uno se vea bien. Que es la manera de sentirse mejor.
Esa casa física que es nuestro cuerpo suele reflejar, como la real que habitamos, nuestra particular forma de ser y ver el mundo. Y, puesto que en este planeta abundan los valles de lágrimas, resulta muy conveniente endulzar el panorama con la cosmética mental del optimismo y la diseñada para embellecer nuestros cuerpos.
Quien abandona su cuidado personal está en el camino de abandonar sus relaciones con el mundo. Y, dado que el ser humano es sociable por naturaleza, eso es tanto como adentrarse en el sombrío bosque de una soledad devastadora.
La dermatología estética y cosmética contribuye a que las personas se vean bien para que puedan sentirse mejor. No se presta a ofrecer milagros porque quienes los piden han perdido el norte mental y, para recuperarlo (suponiendo que ello fuera posible), existen otras especialidades dentro de la medicina. La dermatología estética y cosmética contribuye a elevar la autoestima, tan necesaria para la felicidad, pero no saca del abismo, sino que evita, frecuentemente, que se dé el primer paso hacia él.
La ciencia cosmética no debe ser considerada como algo menor ni, mucho menos, tipificarse como trivial, en una sociedad donde la imagen personal constituye un factor decisivo para las relaciones sociales.
Otro dato significativo es que la dermatología estética y cosmética -que, durante muchos años, ha constituido un patrimonio prácticamente exclusivo de las mujeres- es hoy valorada y utilizada por el sexo masculino. La industria se esfuerza en desarrollar nuevos productos para mejorar el cuidado de los hombres, y estos son cada vez más receptivos a ese esfuerzo. Hoy se trata ya de una mejora de auténtico calado social, al ser compartida por ambos sexos y cubrir todas las edades.
La buena cosmética tiende a realzar los elementos positivos, para que cobren un protagonismo que disimule los negativos y los convierta en irrelevantes.
Lo razonable es aceptar y prestigiar una especialidad que contribuye a la felicidad de los seres humanos. De aquellos a los que mejora su aspecto como, de forma indirecta, a quienes se relacionan con ellos. La dermatología estética y cosmética es una herramienta que debe ser mimada y protegida de quienes, con su falta de preparación o de escrúpulos, pueden degradarla. Una ciencia dedicada al cuidado de las personas también tiene derecho a ser cuidada.
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