Verano Azul

El trabajo de la cineasta británica llega al corazón como una profunda reflexión sobre el recuerdo y la memoria. El recuerdo como síntoma de algo pasado que perdura gracias a las grabaciones en cintas de VHS y que se pueden retomar para que su influencia no se marchite, y memoria como capacidad de retener sensaciones de un tiempo pretérito que dejó huella en el corazón.

Esta hermosa y dulce película tiene una premisa sencilla y minimalista. Un padre (Paul Mescal) y su hija Sophie (Francesca Corio) pasan unas estupendas y ociosas vacaciones por la zona turística de Turquía. El espectador observa imágenes cuyo dispositivo visual mezcla varios métodos de grabación, entre ellos, el teléfono móvil. En la hibridación de la forma radica uno de sus elementos expresivos y narrativos más logrados del largometraje. Sustancia que alcanza una coreografía de recursos que imantan por su sencillez discursiva. El registro visual de 'Aftersun' se acopla a la perfección en el engranaje cotidiano de su propuesta captando la naturalidad (y realismo) de momentos rutinarios que conforman la vida y el paso del tiempo.

En otro sentido, en su perfil psicológico, la relación paternofilial es un compendio de altibajos en los que brilla el desparpajo de la preadolescente Sophie, componiendo un criatura que transmuta la inocencia en una rápida madurez. Los dos personajes son un baluarte que reclaman siempre atención y conviene prestar atención a los primeros minutos porque en ese metraje está la clave y el sentido de la película.