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Mario Vargas Llosa y Pedro Cateriano atienden las explicaciones de Santiago Vivanco sobre la colección de sacacorchos del Museo Vivanco, en 2019. Juan Marín
El hombre que hablaba como escribía
Las reacciones en La Rioja

El hombre que hablaba como escribía

Mario Vargas Llosa dejó testimonio de su genialidad literaria y calidad humana en quienes le trataron durante sus visitas a La Rioja

Lunes, 14 de abril 2025, 18:21

De discurso vivo y brillante, vastísima cultura y elegante estar, las conversaciones de Mario Vargas Llosa se antojaban narraciones literarias para muchos de sus contertulios. Al menos para muchos de los que coincidieron con el autor peruano durante sus diferentes visitas a La Rioja. «Hablaba como si estuviera narrando una novela», reconoce la coordinadora general de la Fundación San Millán, Almudena Martínez, quien coincidió con el Premio Nobel de Literatura en más de una ocasión.

  1. Junio de 1996

    Premio Prestigio Rioja del Consejo Regulador

El nobel recibe el galardón Prestigio Rioja de manos de Pedro Sanz y Ángel de Jaime Baró. E. del Río

La primera vez que Vargas Llosa nos visitó fue en 1996, para recibir el Premio Prestigio Rioja del Consejo Regulador. Su entonces presidente, Ángel de Jaime Baró, recuerda el salón del instituto Sagasta abarrotado de gente, y aún así con menos de la que quiso estar. «No hacíamos más que recibir solicitudes de invitación que no podíamos atender. Fue un acto muy importante y tuvo su impacto a nivel nacional porque muchos medios se hicieron eco de la visita», recuerda. Conseguir al autor peruano para el Prestigio Rioja fue cosa de la agencia que gestionaba estos premios para el Consejo y, sobre todo, de su relevante jurado, en el que figuraban personalidades como Sabino Fernández Campo (entonces jefe de la Casa Real) o Camilo José Cela. «También tuvo mucho que ver el académico jarrero Ángel Martín Municio», apunta Baró. El premiado permaneció casi una semana en la región y «durante su visita por las bodegas se le veía interesado por los vinos, por la Denominación, los tipos de bodegas... y en ese aspecto fue muy bien informado», asegura.

  1. Septiembre de 2007

    Doctor 'honoris causa' por la Universidad de La Rioja

El escritor y Maite González de Garay en la investidura de doctor 'honoris causa' del peruano. Justo Rodríguez

En septiembre de 2007 regresó Vargas Llosa para ser investido doctor 'honoris causa' por la Universidad de La Rioja. «Un acto muy bonito y protocolario» que llenó el Aula Magna y fue seguido en otras estancias a través de pantallas, rememora su entonces rector, José María Martínez de Pisón. «Hizo un discurso muy brillante que tenía mucho que ver con la Amazonía del Perú, con sentimientos familiares. Fue muy emotivo, pero lo que más me sorprendió fue esa forma de recrear con palabras todo un universo literario». En cuanto a él, añade Martínez de Pisón, era «una persona muy afable, con una conversación muy viva e interesante. Un gran conocedor no solo de la literatura sino de las situaciones sociales y políticas, y ahí se notaba su trayectoria como candidato a la presidencia de Perú». Contar con el autor peruano como primer 'honoris causa' de la UR fue un poco casualidad, reconoce. «La editora de sus obras en España era la editora de mi hermano Ignacio Martínez de Pisón, así que hablé con él y todo se resolvió en una semana».

En aquella visita, la laudatio a Vargas Llosa corrió a cargo de la catedrática Maite González de Garay. Sus siete folios de discurso los escribió una semana antes del tirón, eso sí, tras un verano releyendo y leyendo la obra del autor, para ella «un genio» como novelista. Dejó sus folios en el atril antes del ceremonioso desfile hacia el Aula Magna, «momento en el que Mario me advirtió de que nunca hiciera eso, porque una vez a él y a Octavio Paz les habían robado la ponencia de la misma manera. Al terminar mi intervención me dijo: 'Qué linda laudatio', y me quedé feliz».

Con especial emoción rememora también la cena compartida de víspera con el escritor. «Estaba Manolo –dice refiriéndose a su marido, el poeta y periodista Manuel de las Rivas–, que estuvo todo el rato hablando con Patricia (la mujer del nobel), mientras yo lo hacía con Mario. La sensación que tengo es de no haber comido nada por la emoción». González de Garay se topó entonces con un Vargas Llosa «enamoradísimo» de nuestra tierra. «Le encantaba La Rioja y el vino, y llegó en una minifurgoneta flipando con los paisajes otoñales de La Rioja Alta». Para ella, De las Rivas y Vargas Llosa son dos figuras muy unidas: «los dos trabajaron para la vida, no para la muerte, y murieron en su casa rodeados de las personas a las que querían, sin sufrir, trabajando y leyendo hasta el último día».

  1. Octubre de 2019

    Futuro en Español y visita al Museo Vivanco

Cateriano y Vargas, con el público asistente a Futuro en Español. J. M.

La tercera visita del escritor a La Rioja fue en 2019 de la mano de Vocento y sus jornadas de Futuro en Español, que compartió con el abogado y político peruano Pedro Cateriano. Aprovechó entonces para conocer el Museo de la Fundación Vivanco junto a su director, Santiago Vivanco. «Fue por la noche, antes de la cena, y se mostró muy interesado –recuerda este último–. Le sorprendió el proyecto, lo grande que era, pero lo que más le llamó la atención fue la sala 4, de arte y arqueología, y la colección de sacacorchos». Luego cenaron en el comedor privado de la bodega «donde fue muy atento conmigo y con mi madre», asegura Vivanco, quien define a su invitado de entonces como «una persona de trato fácil y agradable, aunque me sorprendió que si le llevabas por otros derroteros que no fueran la literatura o la cultura no se sentía cómodo».

  1. Mayo de 2021

    Acuerdo entre la Cátedra Vargas Llosa y UNIR

Presentación de la cátedra Vargas Llosa de UNIR, en Madrid. UNIR

La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) también formalizó vínculos con Mario Vargas Llosa a través de la cátedra que lleva su nombre, que se firmó en Madrid en 2021. En palabras de Javier Galiana, director ejecutivo de UNIR, «más allá de su figura pública, siempre me maravilló su calidad humana, lo cercano que era a la gente que le rodeaba, incluso con aquellos que se acercaban a saludarle. Siempre atendía con cortesía y afecto».

También se refiera a su gran cercanía con UNIR. «Destacaba la importancia de la calidad en el ámbito universitario y creyó en la contribución de UNIR a la transformación de los territorios a través de la Educación Superior de calidad. De ahí que todos estos años hayamos trabajado tanto de la mano con la Fundación Vargas Llosa, una institución hermana y cercana».

  1. Distintas visitas

    La presencia de la Fundación San Millán

El escritor, con Jesús Ignacio Merino, Pedro Cateriano y José Luis García Delgado, durante la visita a la catedral de Santo Domingo en 2019. Donézar

La coordinadora de la Fundación San Millán, Almudena Martínez, coincidió con Vargas Llosa tanto en sus diferentes visitas a La Rioja como en distintos congresos internacionales de la lengua. «Me parecía un señor muy elegante, y no me refiero a su aspecto sino a esa forma que tenía de hablar y de contar. Parecía que siempre estaba narrando una novela; que hablaba como escribía. Además sabía acercarse a la gente y situarse en el contexto en el que estaba, en absoluto de manera pretenciosa ni soberbia», nos comenta. Y como gran defensor y usuario de la lengua española que era, «sabía utilizarla con una maestría genial, y conocía perfectamente dónde había surgido el español, San Millán y la obra de Gonzalo de Berceo». En este sentido, recuerda el gesto del escritor cuando accedió por primera vez a la Biblioteca de Yuso. «Le impresionó, su expresión al verla lo decía todo, sabía perfectamente donde estaba».

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