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Era la tarde de Morante porque hacía los 25 de alternativa, pero acudimos a Burgos al reclamo del último gran triunfador. Urdiales recibió los galardones al finalizar el paseíllo, esos que a algunos empresarios se les olvida de cara a las contrataciones en año que le sigue. Se rumorea que por Bilbao, de momento, no paseará este año Diego pese a ser uno de los más queridos, mientras a otros se les ofrecen dobletes y tripletes. Qué putada que el sistema ignore la verdad del ruedo.
Solidez tuvo el toreo a la verónica en su primero. Con dulzura lo fue haciendo Diego desde el inicio porque tras el puyazo blandeó y mucho. Le paraba el muletazo, sin exigirle, le tiraba después y mientras, lo hacía suyo en una ecuación compleja. Por el derecho tenía más continuidad. Por el izquierdo atendía al toque pero le costaba más, aún así lo llevó bonito sacándole naturales de gran profundidad y ritmo. En el arrebato final, el público termino de entrar y, tras la estocada, oreja.
Otra le debió cortar a su segundo pero el presidente se la mangó, porque petición hubo. La faena fue de un calibre mayúsculo, inteligente todo lo que hizo, con una seriedad extrema que diferencia a los toreros grandes. Le aplicó la lidia que el complicado y protestón de El Torero necesitaba, con magisterio. La estocada fue perfecta y saludó una ovación. Tarde grande para el diestro de Arnedo en la que se le vio seguro tras la mala racha que venía padeciendo.
Plaza de toros de Burgos Se lidiaron toros de El Torero. El 1º, soso; el 2º, con movilidad pero justito; el 3º, protestón; el 4º, con movilidad y transmisión; el 5º, complicadísimo, y el 6º, manejable. Más de tres cuartos de entrada.
Morante de la Puebla, de malva y oro, estocada punto caída (silencio); estocada (dos orejas).
Diego Urdiales, de gris plomo y oro, estocada (oreja), estocada (saludos).
Juan Ortega, de verde botella y oro, estocada (oreja); estocada (saludos).
Buena faena obró en el cuarto Morante, al que le cortó las dos orejas. La escalofriante cogida en la recta final también ayudó. Fue en la salida de un remate cuando le prendió feo. El de la Puebla se entretuvo antes con un toro que tenía codicia y una embestida que transmitía, aunque tenía muchas teclas que tocar. Se lo alternó por ambos pitones logrando buenos pasajes. La estocada entró y rodó. La escasa fuerza de su primero le impidió que la faena cogiese vuelo.
Juan Ortega se las vio con el lote más parejo en cuanto a comportamiento, manejables. Cortó una oreja en su primero y saludó ovación en el sexto.
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