El último vals con míster Zimmerman

A sus ochenta y dos años recién cumplidos, Robert Allen Zimmerman (Duluth, Minesota, 1941) continúa en la carretera después de más de seis décadas de actividad prácticamente ininterrumpida, una de las carreras más extensas, fructíferas e influyentes de la música popular internacional. Independientemente de las fluctuaciones del éxito a lo largo de tantos años, su legado excede lo puramente musical y cabe hablar de un icono cultural, consagrado en las más altas cotas del reconocimiento público con la concesión del Premio Nobel de Literatura en 2016.

Sin embargo, su verdadera esencia radica en la cultura popular de la que proviene su oficio de bardo y la honestidad con que lo ha ejercido. De la estirpe de los viejos autores de canción protesta como Woody Guthrie que dieron voz a la otra América, de la categoría de ídolos del pueblo en tiempos cambiantes como Johnny Cash, de la familia de nuevas voces comprometidas con los desafios de su época como la de Joan Báez... Dylan procede de un tiempo en que las canciones eran banderas. Y las suyas han sido auténticos himnos generacionales.

Del folk, al blues eléctrico y el rock, pasando por tantos estilos como admitan su poesía de gran recitador, el periplo del hombre de las mil caras le mantiene suspendido en un permanente 'never ending tour'. Y hoy, contra todo pronóstico, recala en un lugar remoto llamado Logroño, donde bailar con él un último vals.