Stanley y David

Steven Moffat, uno de los padres de 'Sherlock' o el Dracula' de Netflix, es la cabeza pensante de esta miniserie que se desarrolla en dos mundos completamente distintos que tienen como nexo de unión a una periodista de investigación. En un lado, una cárcel de máxima seguridad en Arizona (Estados Unidos) donde vive Jefferson Grieff, condenado a muerte por asesinar de forma salvaje a su mujer; en el otro lado, Harry Watling es un sacerdote anglicano que ejerce su labor en Inglaterra hasta que su vida cambia de forma radical por una serie de casualidades. David Tennant es el encargado de dar vida de una forma magistral a este atribulado personaje que solo encuentra consuelo y comprensión en su mujer Mary (Lindsey Marshal). Tennant muestra el desasosiego constante que sufre por lo que ha hecho y que volvería a hacer.

Si el escocés está bien, Stanley Tucci se lo pasa de vicio con Grieff. Disfruta de cada escena en la que se convierte en ese preso inteligente, resoluto, solucionador de casos, que admite sin problemas su castigo y que solo quiere aprovechar el tiempo libre hasta que lo sienten en la silla eléctrica. Dos intérpretes que sacuden al espectador, que le hacen dudar sobre qué haría en determinadas situaciones donde guiarse por la ética puede ser, a veces, la peor solución.